COLON SALTA A TIERRA
SU REGRESO

                                   I.

            Al poner su planta en tierra
Colon se postró de hinojos
El suelo besó y sus ojos
¡Llanto vertieron de amor!
Y entre entusiasmos y lágrimas
Que inundaban las mejillas
Como él, tambien de rodillas,
Pidió su jente perdónt

                                   II.

            Y realizados sus sueños,
Tendiendo otra vez sus velas,
Volvió en sus tres carabelas
A la España de Isabel.
Le llevó el mundo soñado,
El que forjó su cabeza
Y tanta fué su grandeza
Que solo pidió un laurel.…

                                   III.

            ¡Se lo dieron! Mas despues.
La maldad, que todo vicia,
La calumnia, la codicia
Hirierónle el corazón.
El que tanta gloria diera
A España, riqueza y nombre.
Aquel coloso, aquel hombre
En la miseria espiró.

                                   IV.

            ¡Pueblos de América todos!
Hoi es justo y necesario,
Ante este gran centenario
La frente humilde inclinar.
Y en el fondo de nuestra alma
Aquí.… en nuestro corazon,
Alzar, egrejio, a Colon
De gratitud un altar!.…

                                   MARTIN DE ANGOL

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SALE COLON DE ESPAÑA
(DESCUBRIMIENTO DEL NUEVO MUNDO.)

Bendita la gran memoria
De la incomparable reina
Que al fin tras de lucha tanta
Su anhelo cumplido viera
Solo una mujer sublime,
Solo una mujer como ella,
Medir en su álma podia
Lo grandioso de la empresa.

De Cádiz allá en la rada
Hai ya tres naves pequeñas
Decidida jente osada
Tambien a la obra se apresta
Y llega por fin el dia,
El 11 de Agosto, fecha
En que las playas de España
Aquellas tres naves dejan.
PINTA juntamente y NIÑA
Y SANTA-MARIA bella,
Asi llamáronse entónces
Las famosas carabelas.
¡Qué dia aquel ! pueblo y reyes,
Una multitud inmensa,
Fijos, clavados los ojos
En las naves que salieran;
Los mas tomando a locura
El seguir una quimera,
Sin creer que mas allá
Se alzara una virjen tierra;
Plazas llenaban y calles,
Y entre fábulas diversas
Esclamaban: «pobres jentes;
¡No volveremos a verlas»!
Pero la Reina Católica,
La noble Isabel primera,
Al ver partir a sus naves
Vió llegar su gloria eterna.…
Se habia grabado en su alma
La intuición sublime y bella
Que a pocos mortales cede
Dios en su bondad suprema,
Ya van mui lejos los barcos
De aquellas costas iberas:
Con rumbo cierto y seguro
Hacia Occidente navegan.
Tranquilas siguen la ruta
Que Colon en su cabeza.
En sus cálculos y sueños
Sobre el oceáno escribiera
¡Brisas amigas, inflad
Blandamente las tres velas!
¡Ondas del mar, siempre airado,
Guardad vuestra furia horrenda!
¡Que en dulce paz se deslicen
Las débiles carabelas!
¡Cuánto amor! cuánta esperanza
Ellas en su seno llevan!
Así las naves dichosas
Por esa líquida senda
Tornarán pronto a sus playas
Acaso de gloria llenas!

Dios de los soberbios vientos!
En las profundas cavernas
Esta vez aprisionadlos
Con ferreas duras cadenas
Esos leños cuyas lonas
A la interperie se entregan
Cual garza que abre sus alas
Y el aire rasgando vuela;
Son las naves de Colon,
Son las naves de una reina:
En busca van de otro mundo:
¡Que lo hallen! que pronto vuelvan!

Pero van y vienen dias
Y un mes y el otro comienza;
Y al par que el tiempo volando
Mas de España las aleja;
La jente que el gran piloto
En sus carabelas lleva.
Duda, vacila medrosa,
Recapacita, interpela.
Colón, con la luz del jénio,
Su mente en lo grande puesta;
Tranquiliza aquella tropa
Que va tornándose incrédula.
Trascurren siempre los dias:
Un nuevo conflicto llega:
Los súbditos del piloto
Hacerlo volver intentan.
Y cambian frases y dichos
Y murmuran cuchichean,
Perdida ya la esperanza
De encontrar la rejion bella.
Y casi todos, a una,
Con desmedida insolencia
A su Jefe y Almirante
El pronto regreso ordenan.
Mas otra vez el marino,
Alumbrado por su ciencia
Por la conviccion profunda
Que todo sábio revela:
—«Esperad, jente, le dice;
Un dia mas de paciencia:
¡Un premio ofrezco al primero
Que lance el grito de: ¡tierra!

¡Un dia mas! Corto plazo
Que el mismo Colon se diera.…
¡Y plazo para dar cima
A una obra tan estupenda!
Mas ¡oh felices augurios
¡Oh consoladoras señas!
¡Ya flotan sobre las aguas
Ramas de árboles diversas!
Y por el aire liviano
Estrañas aves revuelan,
Como aves del Paraiso,
Como inocentes viajeras.
Ráfagas llegan cargadas
De armonías y de esencias,
Como anunciando rejiones
De primaveras eternas!

Era una noche tranquila
El 11 de Octubre era:
Cuatro siglos nos separan
De tan memorable fecha.
Sobre la llanura líquida,
Hinchadas las blancas velas.
Miéntras la onda salada
Plácidamente las besa;
Las naves van de Colon
Con quilla arrojada y cierta,
Avanzando al Occidente,
De Dios ante la presencia.
El insigne navegante
Firme está sobre cubierta:
Sereno sobre la popa
De su débil carabela.
Nadie duerme aquella noche
Llamada noche suprema:
Cada uno dar aguarda
Del alma la Voz primera.
Colón, que ni un solo instante
Timón y brújula deja;
Que ya del mundo soñado
Parécele que se adueña:
Allá por el horizonte
Una luz algo contempla
Mas temiendo que del mar
Sea una fosforescencia
Cauteloso y reservado
Solo a dos dice la nueva
¡Una luz! visión no es!
¡Ah! ya tienen la creencia.…
¡Aurora eterna de Octubre!
Alza tus velos, despierta.

Sonrie esa dulce aurora.
Y como nunca tan bella
Con resplandores no vistos
Con galas de primavera
Alumbra el mundo encantado;
Este mundo que cual perla,
Cual joya, cual esmeralda
Llamaron virjen América
Y al par que esplosion de luz
La dulce alborada hiciera
Un jigante cañonazo
El grito anunció de: ¡Tierra!

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EL MUNDO SOÑADO
COLON LLAMADO LOCO Y VISIONARIO

Como una visión profética,
En sus cálculos y sueños
Adelantándose osado
Al tiempo siempre parlero;

Tal imajinó Colon,
De Furopa, léjos mui léjos
Un gran mundo de delicias
Nunca jamas descubierto.

Y esta idea fija, ardiente
Y en su cabeza bulliendo,
Chispa acaso desprendida
En hora feliz del cielo;

Este entre todos los grandes
Grandisimo pensamiento;
Revelado allá en España
¡Cuán pocos lo comprendieron!

—«Mas allá del mar Atlante,
Del mundo guardando el peso,
Otro continente existe»,
Esclamaba audaz el jénio.

Mas la ignorancia atrevida,
La mofa vil v el desprecio,
Burlábanse de aquel hombre
Llamándolo aventurero.

Y hasta ¡oh insensatez humana!
Los sábios que entónces fueron,
Ante las Cortes decian:
—«Colon es un loco, un necio»….

Y las turbas lo seguian,
Lo apuntaban con el dedo;
Y entre risa y befa y burla
Rodeaban al estranjero.

Mas, sobre todos Colon,
Todo obstáculo venciendo;
Cada dia que pasaba,
Cada hora cada momento,

Mas se forjaba y crecía
La idea en su gran cerebro:
Habia soñado un mundo
Faltaba palparlo, verlo….

¿Y cómo lanzarse al mar
Buscando ese mundo inmenso,
Si a Colon nadie comprende,
Si rien de sus proyectos?

Peregrino de su Patría,
Nevados ya sus cabellos
Y luchando largos años
Siempre audaz, firme y resuelto;

Ni Italia ni el Portugal
Jamas proteccion le dieron
Todos quimera llamaban
La concepción de su jénio,

Hubo una reina tan solo
Que al gran Colon comprendiendo
Entusiasmada escuchóle,
Aun de su Corte a despecho.

Fué Isabel, mujer sublime,
Alma grande y noble pecho,
En donde nido formaran
Los mas altos pensamientos

Tambien lo escuchó Fernando,
Aunque vacilante, incierto,
¡Pues no vió cual vió Isabel
Un mundo encantado y nuevo!

Y jeógrafos y astrónomos
Y navegantes espertos
Loco siempre apellidaron
Al peregrino estranjero.

Y Fernando lo despide
De sus sábios por consejo;

Baja Colon de la Corte,
Sumiso, y leal y bueno,

La reina isabel, que sabe
El nuevo acontecimiento,
En un instante sublime
De abnegacion sin ejemplo;

Indignada su alma pura,
Lleno de confianza el pecho,
Ante Fernando y su Corte,
Esclama con noble acento:

—«Pues no quereis agregar
A nuestro gran trono ibero,
En vuestras manos estando
Aquel lejano hemisferio;

Dejadme sola, yo haré
Que de esta mi España el reino
Se dilate cual ninguno
Con la luz del Evanjelio.

Aquí están mis joyas todas.
Todas para dar comienzo
A la obra precursora
Del mundo soñado y bello».

Dice asi la Soberana,
Y las joyas reuniendo;
Cuanto tesoro posee,
Cuanto está bajo su imperio;

Jenerosa lo dedica
Con santo y ardiente anhelo
Del incansable Colon
A secundar el empeño.

Y así contra Corte y rei
¡Santa inspiración del cielo!
Venció Isabel la primera,
Como de Colon el jénio.

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AMERICA

       I.

  Tendida sobre sábanas de rosas
A la sombra de amor de sus palmeras
Bajo un cielo de eternas primaveras
Guardada por los ánjeles de Dios;
Una encantada tierra de deleites
Maravilloso mundo de colores,
Dormia entre sus aves ysus flores
Arrullada por músicas de amor!

       II.

  Y es fama que cual hada misteriosa
Que del seno del mar surjiera un dia,
Orlada de joyante pedrería,
Hiriendo con su luz la luz del sol,
Así la hermosa madre de los Incas
Surje del seno de jigantes mares,
Y preséntala al mundo sobre altares
El jénio audaz del inmortal Colon!

       III.

  La vieja Europa que jemia esclava,
Cortesana infeliz de cien señores,
Celosa de sus joyas y primores
Que ostentaba aquel mundo encantador;
Le envió una turba impia de piratas
Que en sangrientas orjias se embriagaron;
Salvajes sin piedad le encadenaron
Y le ahogarón en llantos de dolor!

       IV.

  La libertad, que errante y anhelosa
Recorria los mundos peregrina,
Sangrando el corazón, la faz divina,
Perseguida por reyes sin pudor,
Llegó un dia a la tierra de las palmas,
La halló tan bella y la encontró tan pura,
Que la regó con llantos de ternura,
Y amorosa en sus bosques se durmió!

     V.

  Turbado entónces el gallardo mundo
Se estremeció en su base de diamante;
De niño esclavo despertó jigante,
Resplandeció en su ser la majestad!
E hiriendo a sus señores de tres siglos
Y marchando de hazañas en hazañas,
Domó al fiero Leon en sus montañas,
Y en sus hombros salvó la Libertad!

       VI.

  Mundo de bendición! Tierra encantada,
Yo te he visto en mis sueños peregrina,
Yo te he soñado en éxtasis divina,
Cuando Jehová formó la creacion;
Entónces eras vírjen inocente
Que adorabas al Sol…. en tus amores
Te cubrias con túnica de flores,
Y dormias en brazos de tu Dios!

       VII.

  Pero un dia surcó sobre tu frente
En cascadas de luz el rayo hirviendo,
Tus borrascas tronaron con estruendo,
Tus matronas jimieron con dolor!
Un sol rojizo te inundó en sus rayos
Como en lluvia de sangre.… Y turbulentos
Tus volcanes, tus mares y tus vientos
Se ajitaron bramando de furor!

       VIII.

  Era que sobre el mundo de delicias
Se derrumbaba un mundo de pesares,
Y sus Dioses, sus virjenes y altares,
Maculaba el fatal conquistador!.…
Y América, jimiendo, agonizaba.
Al mirar que cual Cóndores heridos.
Sus guerreros caian sin jemidos
Clavadas las pupilas en el sol!
       IX.
  La noche fué cruel! pero el esclavo
Llegó un momento en que con ira santa,
Arrancando el dogal de su garganta
El rostro a los tiranos azotó!
Y coloso inmortal, hijo del cielo,
Con toda su alma de jigante mundo.
Arrolló a sus verdugos iracundo
Partiéndoles audaz el corazón!

       X.

  Himnos de triunfo por do quier se oyeron
Y en el brillante abismo de la historia,
Cayó luciente entre huracan de gloria
Una pájina, un nombre, SAN MARTIN!
Y la impia diadema de los reyes
Que envileciera al mundo Americano,
Rodó al poder de la potente mano
De los heroes de Maipo y de Junin!

       XI.

  Mi tierra es un rincon del Paraiso
Que tiene por mujeres serafines,
Las brisas al correr por sus jardines
Se convierten en músicas de amor.
Las aves misteriosas de los bosques
Le brindan sin cesar canto sonoro;
El sol la envuelve entre cortinas de oro.
Y de luceros la corona Dios!

       XII.

  Pura su vida en sueños se desliza,
Llena del ser que en ardoroso riego,
La fecunda con lágrimas de fuego
Besándole las sienes con calor!
Sus cascadas saltando bulliciosas
La coronan de perlas!…. y hechiceras,
Mas bellas que su sol y sus palmeras
Sus mujeres proclaman su esplendor!

       XIII.

  Mi tierra es una madre de mil héroes,
Una joya sin par!…. astro perdido,
Que dejó sobre el mundo por olvido
Cuando formára el orbe, el Creador!
Y hoi que libre de esclavos y tiranos
Altiva se alza entre su réjio manto,
Sequémosle las fuentes de su llanto,
Llenémosle de amor el corazón!

       IXV.
  Recordemos que cuna de los libres
tumba de tiranos la llamaron,
Y saludando al sol que otros cantaron
Repitamos la voz de Libertad!
E hiriendo la anarquía que al abismo
Ya en medio de mil himnos se derrumba,
En nombre de esa cuna y de esa tumba
Nos confunda un abrazo fraternal!

Tip: La Industria, Feire 55-A.—Concepcion.

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LA SOMBRA DEL JÉNIO

       I.

  ¡Salve, oh jénio sin segundo!
Salud, jigante inmortal!
Sal hoi del sepulcro… sal
Para contemplar tu mundo.
Hoi con respeto profundo
Sin que alma alguna se asombre.
Pronuncia tu augusto nombre
Esta América, mi madre:
¡Honra a su segundo padre,
Al jénio, al coloso, al hombre!

       II.

  Si, hoi la humanidad entera
Del uno hasta el otro pelo.
Con un sentimiento solo
Te levanta, justiciera.
Ni brota la primavera
Entre galas flor naciente,
Digna de tí y suficiente
Para tejerte guirnaldas;
Ni perlas hai ni esmeraldas
Con que engalanar tu frente.

       III.

  La América que soñaste,
Joya de tu alma querida,
Puesto que le diste vida
Y al orbe se la mostraste;
Puesto que al fin la sacaste
Desde el fondo del oceáno:
A tu jénio soberano
Hoi entona mil loores:
¡Que otro titulos mejores
Tiene el mundo americano!

       IV.

  ¡Sal del sepulcro, Colon
Alza tu noble cabeza:
Comprenderás tu grandeza
Al ver tu indiana rejion
Alambre, riel, carbon,
Libro todo han transformado;
Mas tú del sepulero helado,
Tu polvo hoi que vida cobra,
Verás que todo es tu obra,
Que es lo que habias soñado!

       V.

  Reverenciar tu memoria
Lo grande es reverenciar,
?Quién niega grandeza al mar?
?Quién resplandor a la gloria?
Justa y severa la Historia.
Hoi de rodillas postrada,
Pájinas abre humillada
Que manchas llevan en pos;
Que recuerdan ante Dios
Las penas de tu jornada.

       VI.

  Aquellas amargas penas…
Y aquel dolor tan profundo…
¡El que descubriera un mundo
Cargado fué de cadenas!
Mas, en las horas serenas.
Digna y sosegada el alma;
Al abrigo de esa calma,
Léjos la ruin avaricia,
Luce el sol de la justicia,
El mundo le da la palma.

       VII.

  No importa, nó, que sus pies
Arrastren infames grillos:
Hoi mil tributos sencillos
Los liman, que justo es.
El marino jenovés
De su losa sepulcral
Hoi se levanta inmortal
Sobre su triunfo grandioso:
Y se alza al cielo, coloso,
De gloria en su pedestal!….

       VIII:

  ¿Y quién disputar podría
Lo sublime de la empresa?;
Una balanza hai que pesa
Aa acción que es buena o impía.
¡DOCE DE OCTUBLE! gran dia
Por el recuerdo que encierra:
En el valle, y mar y sierra;
En donde existen mortales,
Himnos se escuchan triunfales
¡Y se estremece la tierra!….

       IX.

  Tú de los siglos jigante,
Ser mas que humano divino.
Que te impusiste al destino
Siendo oscuro navegante;
Permite que hoi se levante,
Como un solo corazon.
A ensalzarte esta rejion,
Mi noble patria querida:
Pues débete a ti la vida,
Hoi te bendice, Colon.

       X.

  ¡Salud, mil veces salud
Augusta imponente sombra!
Sumiso el labio te nombra,
Te canta alegre el laud!
Jénio inmortal, de virtud
Tu corazon fué un santuario
Firme al destino contrario;
Y con todo, mártir fuiste,
¡Pues mártir casi moriste
Como Cristo en el Calvario!

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