El deboto de Maria Santisima

  Te ofrezco desde este dia
Alma, vida y corazon
Mírame con compasion
No me dejes Madre mia

  A ese grito universal
Se atreve su voz a unir,
Quien llegue a vos apedir
Remedio para su mal,
Solo en tu amor maternal
Quien tal padece confía;
Socorredme madre mia
Ya que cuanto tengo os doi,
Y todo lo que yo soi
Te ofrezco desde este dia.

  Que si mucho te ofendí
Tu me queres mucho mas
Y otro tanto me dirás
De lo que errante perdí
Bien sé que desmerecí
Tu maternal proteccion
Mas no merece perdon
Quen a vuestras plantas llega
Y a santas manos entrega,
Alma, vida i corazon.

  Alma que si ayer osada
Tu amor olvidó Señora,
Hai llanto de fuego llora
Al ver su senda estraviada
Vida en desvios pasada
Que arrastró mi corazón,
De aficion en aficion
Madre sobre esos despojos
Vierten lágrimas mis ojos
Mirame con compasion.

  Blanca nube del Carmelo
Que Dios mismo la accedió;
Oriente del que nació
Puro sol del puro cielo;
Fecunda este ingrato suelo
el corazón y alma hacía
Nube que el Verbo atavía
Del que sois divino oriente
Y cuando a Dios me presente
No me dejes madre mia.

  Anjel en cuyo blason
En su timbre señorial,
Lleva el pudor virjinal
Con fruto de redencion;
Que de esa divina union
Tomá su prez y valía,
La fragante lozanía
Del seno casto y fecundo
Por eso os soluda el mundo
Virjen sagrada Maria.

Es propiedad de Nicasio Garcia

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LA PASION DEL SEÑOR

  Doce penitentes ví
Orando con devocion,
Un ministro de rodillas
Dándoles la comunion.

  Bajaba el Señor del monte
Donde mandó predicar
A sus dicípulos dar
Pruebas desde el orizonte,
Ordenó allí que se apronte
El séquito siendo así,
Yendo a la casa de Elí
Se vió que todo era listo,
Con el mismo Jesucristo
Doce penitentes ví.

  Los reunió como encanto
Dicho profesor divino
Convirtió su sangre en vino
Y el pan en su cuerpo santo,
Su poder en todo cuanto
Les enseñó en la ocasion,
Su paternal direccion
Y escuela de sus asuntos,
Se miraron todos juntos
Orando con devocion.

  espues de la noble sena
De aquel cordero pascual
Les dijo Jesus verbal
Recordando de su pena:
La Virjen y Magdalena
Como humildes avecillas,
Estaban en las capillas
Y el Creador en sus articulos,
Clase hacia a sus dicípulos
Un ministro de rodillas

  En tan dichosos momentos
Ante barones tan bellos,
Allí a la presencia de ellos
Hizo siete sacramentos;
Cuyos alumnos atentos
Ménos Júdas de intención,
Labró su condenacion
Y aquel crímen lo mantuvo,
D Dios a los once estuvo
Yándoles la comunion.

  Al fin la escritura trata
De aquel apostol siniestro,
Recibió por su maestro
Treinta monedas de plata,
Su delito a su alma le ata
Y le quemaba el dinro,
Quiso darlo a un caballero
Pero se lo reprocharon
Y con su valor comprason
El campo de un alfarero.

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EL SEÑOR DIJO A MOISES

  Presentando la mejora,
Dijo el Señor a Josué:
Murió mi siervo Moisés
Tú eres el caudillo ahora.

  Despues que pasó el Mar Rojo
El ejército Israel,
Moisés con animo fiel
Y su vara era a su antojo,
Crecio el vejetal abrojo
Por la mano bienhechora;
La voz de Dios fué sonora
De noche un fuego que ardia,
Dios cual sol resplandecia
Presentando la mejora.

  Entraron en el desierto
Del punto llamado Mara,
Sus aguas amargas para
Se vió el milagro mas cierto
Un leño fué descubierto
Y el agua endulsó porque,
En tanta abundancia fué
La que llegó de repente,
Dile que beba tu jente
Dijo el Señor a Josué.

  Cuando se les agotaron
De modo las proviciones,
Murmuraron de intenciones
I en contra de Arahon hablaron;
Muertos mejor no bastaron
Dejando oculta a la vez
Hai codornices, ya ves
Cuanto el Salvador los quiso,
Diciendo a todos aviso
Murió mi siervo Moisés.

  Como capitan hablaba
Que iba a ser polvo inerte,
Y les anunció su muerte
Que ya su fin se acercaba
El sabio le recordaba
Del Dios de Abrahan que adora
Josué mi favor implora
Reemplazando al vencedor
Murió mi lejislador
Tú eres el caudillo ahora.

  Don fulano pronunció
Aquel jefe decir debo
Y se puso al monte Nevo
Y a la alta cumbre subió;
A Jericó lo venció
Como sucedió en Canaan
Pasando el Rio Jordan
A las tribus prometió,
Con su verdad les cumplió
A Isaac, Jacob y Abrahan.

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San Buenaventura dijo al Señor

  Mas ¡ai! solo hallas desden
Y crueldad, tu amarga pena
Y a muerte vil te condena
La ingrata Jerusalen.

  ¿Qué es esto? Rei Celestial,
Dios de bondades ¿qué es esto?
Tú en tanta ignominia puesto
Sufriendo angustia mortal;
Te entregas al temporal
Sacrificio, ya lo ven,
Tan fiero suplicio a quien
Correspondes con horrores,
En vez de hacerte favores
Mas ¡ai! solo hallas desden.

  Nuevo Isaac, mi buen Jesús,
Ayer con rejia ovacion,
Por sacrílega irricion
Tu mismo cargas la Cruz,
Con sentimiento la luz
Despues de estar tan serena
Vistió de luto su almena
Viendo entristeza al mas santo
Mi Redentor sois un llanto
Y crueldad tu amarga pena.

  Te dió alabanzas divinas
El Hijo de Dios bendito,
Aun sin el menor delito
Y hoi te corona de espinas
Ciudad dí ¡qué es lo que opinas?
En tan rigurosa escena,
Al mirarle Magdalena
No era Dios ni su retrato,
Lo mandó azotar Pilato
Y a muerte vil te condena.

  Colmado de oprobios mil
Te vistes, ¡oh! Dios, insultado,
Escupido y flajelado
Como el esclavo mas vil;
¡Oh! cisne bajo el pensil
Espera su fin le den
Los del Concilio tambien
A unánimes le aborrece,
Y las insignias te ofrece
La ingrata Jerusalen.

  Al fin, lobos con furor,
Sus bocas sobre tí abrieron;
Y tus mejillas hirieron
Hartándose en tu dolor;
Y luego, a morir Señor
Burlado mil ocasiones,
Te arrastran viles sayones
Ya en tu celestial figura,
Fenesiendo tu hermosura
En medio de dos ladrones.

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EL SEÑOR A ADAN

  Yo te empresté una camisa
Bien limpia y almidonada,
Cuando me la devolviste
Vino mugrienta y manchada.

  Habiendo hecho Dios a Adán
Para hacerlo tomó cieno
Del estero Damaceno
Y le dió una alma sabrán;
Diciendo no comerán
Del arbol que se divisa,
Señalando la hortaliza
La voz del Omnipotente,
Que dices desobediente
Yo te empresté una camisa.

  Me pediste compañera
Y a Eva te presenté;
De tu cuerpo la saqué
siendo la esposa primera;
Dispuse de la alta esfera
Darte una alma bautizada,
De mi órden privilejiada
En ese tiempo la única
Considera que fué túnica
Bien limpia y almidonada.

  Cuidador te descuidaste
Con tu compaña potente,
Diciendo por la serpiente
Mi mandato quebrantaste;
Observé que te ocultaste
Entre higueras te escondiste,
La camisa que la hiciste
Se elevó me aclamó a mí,
Apénas la conocí
Cuando me la devolviste.

  Del cielo empírio te ví
Que estabas avergonzado
Y un ánjel mio irritado.
Te dijo: a Jetsemaní,
La prenda que a tí te dí
La miré desfigurada
Llegó al cielo a la Morada
La reliquia de mi agrado,
Con la mancha del pecado
Vino mugrienta y manchada

  Al fin si a Adán el primero
El mas aflijido fué,
Desobedeciendo que
Le reprendió el verdadero,
Por no atender con esmero
Aquella joya eminente,
Pero el culpable inocente
Perdió gracias, perdió dones,
Si a Adan se vió en aflicciones
Qué serán sus descendientes.

Es propiedad de NICASIO GARCÍA

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LA OBRA DEL CREADOR

  Cimiento sobre cimiento
Sobre aquel cimiento un poste.
Sobre aquel poste un molino
Sobre aquel molino un monte

  Sabia, celestial partida
Hizo el Autor sin segundo.
Despues de haber hecho el mundo
Hizo a Adán y le dió vida;
Práctica Santa y cumplida
Dándole un aima al momento,
El suelo sin varlovento
El increado lo bendijo
Habiendo hecho al hombre dijo
Cimiento sobre cimiento.

  Compañera le pidió
Para vivir en el mundo,
Le mandó un sueño profundo
El Señor y le cumplió,
Despertó el huesped la vió;
No vasiló en su reboste
En la faz para que coste
La mas divina esperanza
Imitó a su semejanza
Sobre aquel cimiento un poste.

  Redondo el globo tambien
Hizo y tantos continentes
Para los seres vivientes
Hizo a Roma y a Belen;
Mas allá a Jerusalen
Y al paraiso que convino
Que siguiese otro camino
Maquinando el Soberano.
Hizo por su propia mano
Sobre aquel poste un molino

  Hizo el cielo firmamento
Y una multitud de estrellas,
Que por diferentes huellas
Viajan con mayor aumento
Con estraño movimiento
Buscan al pardo orizonte,
Maestria sin que apronte
Su ciencia divina Dios,
Hizo solo con su voz
Sobre aquel molino un monte.

  Al fin la obra misteriosa
De tan completa fortuna,
Hizo el sol, hizo la luna.
Con su mano misteriosa;
Vistosa y maravillosa
Del infinito poder,
Anibeló su entender
Tomando un puño de cieno,
Lo que hizo en el Damaseno
Nadie lo ha podido hacer.

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LA PRINCESA ARREPENTIDA

  Jóven de negro vestido
Dime ¿quién se te murió?
Si el muerto ha sido tu esposo
No llores que aquí estoi yo.

  Magdalena con deseo
Oyó la predicacion
De Jesús donde Simon
Por su raza fariseo.
Sin la gala del recreo
 su corazon herido,
En ese mismo sentido
Dijo de lo alio una voz,
¿Qué necesitas de Dios
Jóven de negro vestido?

  A la segunda la persona
De nardo puro llevó,
La mujer y derramó
Al Señor en la corona,
Humilde el llanto lo entona
Y perdon a Dios pidió,
Jesús se compadeció
Constante la voz resuena
Magdalena, Magdalena
Dime ¿quién se te murió?

  Con tierno llanto lloró
la arrepentida a los piés,
Los regó una y otra vez
Y con el pelo enjugó;
Hincada allí los besó,
La jente oia el sollozo,
Vociferaban en trozo
Y un eco le habló efectivo
Llanto y dolor es motivo
Si el muerto ha sido tu esposo

  A la vista el ejemplar
Dijo: el Creador cierto digo
Aunque soi juez y castigo
Rei soi para perdonar;
Deja, deja de pecar
Le admitió y la consoló,
Tomad mi cruz le encargó
Si faltares no hai disculpa
Si ante mi lloras tus culpas
No llores que aquí estoi yo.

  Al fin mi Rei y Señor
Al mundo lo redimiste,
Y al buen ladron absolviste
Siendo en las tribus terror;
Y yo que soi pecador
Os pido que en hora buena,
Alcanzar la gracia plena
Como Pedro fué tu amigo,
Bien puedes hacer conmigo
Lo que con la Magdalena.

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Principio de canto

  Hago esta salutacion
Al principio de mi canto.
Soludo a todos los santos
De la celestial mansion,

  Saludo a San Marcelino
A san Arcadio y Mariano,
Soludo a san Priciliano
A Sótico y Ceferino
A santo Tomás de Aquino
Y al abad san Olidon.
Y al profeta Simeon
Saludo a la Vírjen Madre
En el nombre de Dios Padre
Hago esta salutacion.

  Saludo a san Desiderio
A san Cesilio e Ignacio.
Y aquel mártir san Damacio
A Valentin y Emeterio
Lo propio a san Eleuterio
Y a san Agustin entre tanto,
Y Jovino sin quebranto
Que murió martirizado,
Debia haberlo nombrado
Al principio de mi canto

  Saludo a san Antenor
Y a san Quintilio su hermano
Pascual Bailon y Damiano
A san Víctor y Pastor,
Saludo al buen labrador
San Isidro sin los llantos,
Sus virtudes como encantos
Lo llevaron a la gloria,
Y yo por esa victoria
Saludo a todos los santos.

  A san Pánfilo y Quitino
Saludo a Salustiano,
Saludo a san Barsobiano
Saludo a san Tolentino;
A Marcial y a Secundino
A Hilarion y Pantalion
Inocencio y Militon
Y al apostol san Matías,
Saludo las jerarquías
De la celestial mansion.

  Al fin ánjel por razon
Saludaré a san Clemente
Que escribió lo que hai presente
Con Andres y Filimon,
Saludo en mi corazon
Desde Pedro ya lo ven,
Saludo como lo creen
Que con el mayor agrado,
Saludo al apostolado
Que murió en Jerusalen.

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LA INFLUENZA

  Quen puso nombre a la influenza
Enfermo decía un huaso,
Mas bien que le hubieran puesto
El terrible garrotaso.

  Los doctores no han podido
Darle con la contra al mal;
Por que esto es en jeneral
Que a todos ha combatido;
I en la costa es comprendido
Que halla la jente indefenza.
De hallá llegó el que mas piensa
Al medicamento diario,
Le preguntó al boticario
Quien puso nombre a la influenza.

  Tengo un dolor de cintura
Se quejaba un dependiente,
Creo que es el accidente
Que me viene una amargura;
Como una descompostura
De cuerpo tambien alpaso,
De la cabeza hasta un brazo
Tengo un dolor como digo,
Yo estoi lo mismo mi amigo
Enfermo decia un huaso.

  Una señora mayor
Padecía de este mal,
I un doctor del hospital
Vino a calmar su dolor:
Diciendole con amor
Usted va a sanar con esto
El facultativo presto
La anciana a decir se aplica,
Protector de la botica
Mas bien que le hubieran puesto.

  Tres o cuatro en una cosa
Suelen estarse quejando,
Clemo i saldeoque tomando
I el fiebre que los abraza;
Cortadores de la plaza
Caen de a seis de un porraso
I un peonsito de lo huaso
Al protomédico decia:
Señor mas bien le venía
El terrible garotaso.

  Señores estan muriendo
Pobres tambien como ricos
Grandes jóvenes i chicos
Del mal estan padeciendo;
I al parecer va cundiendo.
Se ignora si a de durar
I si quieren aplacar
He repetido una voz
El encomendarse a Dios
Es lo mejor del pensar.

       Es propiedad de Nicasio Garcia

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UN PROMETIMIENTO

  Si supiera que eras diosa
Te mandara hacer un templo,
Como diosa te adorara
Dentro de mi pensamiento

  Mitolójico poder
Tuvo Euterpe diosa bella
Aquen le doi mi querella
Por imitar su saber.
Amo vuestro parecer
Como a Elena griega hermosa,
I si tu pensar reposa
Como lo hacen ninfas tantas,
Fuera a rendirme a tus plantas
Si supiera que eras diosa.
  A Minerva sábia pido

Que me observe mis clamores,
Aquí verás los ardores
Que mi pecho a consentido,
Pálas en otro sentido
En amar puso un ejemplo,
I yo que a tí te contemplo
Como a Vesta en mas sazon;
I si fuera Salomon1.

  Deidad que a Belona i Diana
A imitado tu hermosura;
Gracioso el pincel figura
I prueba que eres galana;
A mirarte a tu ventana
Dia i noche me asomara;
Para que me contestara
Como Galatea el leal
I al ser de estirpe tan real
Como diosa te adorara.

  Raquel antigua matrona
I tu eres visarra dama:
Mi deber gustoso esclama
Que mereces la corona;
Como ciño la borgona2
Aplaudiendo su contento,
Si merezco el sentimiento
De Andrómaca vuestra fé,
Tu caracter sellaré
Dentro de mi pensamiento.

  Al fin como Analicana
Os comparo tu bellesa;
I en toda la sutilesa
De la triunfante paliana:
Tu constancia americana
Tienes de Menemocina;
Tu faz siempre me domina
I de tu emblema señalan,
Lo cierto es que no te igualan
Ni Flora ni Proserpina.

1 Falta 10ª línea: “Te mandara hacer un templo”.
2 Texto manuscrito: “gorgona”.

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