HIMNO
Al heróico marino Cárlos Condell

                  Coro:

    De laureles sembrad el camino
Del marino de arrojo sin par,
Cuyo triunfo celebra orgulloso
Todo pueblo formándole un mar.

    En la paz i el trabajo se encierra
Del chileno el grandioso ideál,
Mas si el bronce lo llama a la guerra
Va a la guerra valiente ileal
Despreciando las iras del fuerte
Su consigna es cumplir el deber;
Como Prat desidido a la muerte
Como Condell resuelto a vencer.

    A la endeble jentil Covadonga
Va a rendirla un jigante del mar
Ai de aquel que a su furia se oponga
Es con el imposible luchar,
Golondrina en las olas perdida
La goleta no abriga temor,
Es que Condeli con alma atrevida
Va a su bordo i le infunde temor.

    Lucha o muerte ni duda ni susto
La avesilla el titán vencerá,
Es tan noble su empeño es tan justo
Que el cielo en su ayuda vendrá,
Ya vencido clavó con su mano
Dios al barco débil proceder,
I el orgullo traidor del peruano
Dios i Condell supieron vencer.

    A su hermana otra suerte le cave
Sucumbir con grandesa i honor:
No se rinde jamas una nave
Que enarbola el triunfal tricolor.
Por cumplir su mision de heroismo
Cuando el transe imposible se vió
A tomar posecion del abismo
La Esmeralda arroganto se hundió.

    Digno de sus obras mas grandes
Dios potente nos quiso brindar.
Para hacer invisibles los Andes
Para hacer poderosos el mar
Que el árbol que cresca en la falda
Del coloso cambiado en vajel;
Sea al punto nueva Esmeralda
Que conquista otro nuevo laurel.

                  Nicacio García.

    Imp. de La Igualdad, Lastra 12.

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EL FIN

    Lector si tienes presente
Condell mui bien se portó,
A la Patria defendió
En época tan urjente.

    En el veintiuno de Mayo
En Punta Gruesa peleó,
Al blindado combatió,
No era su primer ensayo,
No se vió el menor desmayo
En él ni toda su jente,
Con el enemigo al frente
Lo esperó pará atacarlo,
No dejes de publicarlo
Lector si tienes presente.

    La famosa Independencia
Se le vino cual veneno,
I no pensó a quel chileno
Abrigaba resistencia;
El que no existe en presencia,
A sus marinos habló,
A su barquilla miró,
Que de agua se le llenaba,
Aunque al buque no igualaba,
Condell muí bien se portó.

    Se figuraron los cholos
Que ahora no responde,
Que se ocultaría en donde,
Por encontrarse tan solos,
Como bandad de pololos,
El que mandaba advirtió,
Don Cárlos los recibió
No mui distante de tierra.
Todo el tiempo de la guerra
A la Patria defendió.

    Viendo que lo perseguia
El blindado poderoso,
Ordenó que era forsozo
Fuego de fusilería,
Cuando vió que lo envolvia
Volvió con él el valiente,
Victorioso el combatiente
Come patriota seguro,
A Chile salvó de apuros,
En época tan urjente.

    Al fin esa tumba abierta
Representa todavía
Del héroe la enerjía
I su vivir que fué alerta,
Pongan bajo la cubierta
Brillantes glorias de anhelo,
Dejando su pa[t]rio suelo.
Donde cumplió su desco,
Se fué Judas Macaveo
A estar con Dios en el cielo.

                  Nicacio García.

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MAS DETALLES

    Este es el sitio sombrio
De Condell el respetado,
Su viaje ya es preparado
Del marino distinguido,

    Nuestra República entera
Acompaña el sentimiento,
I se ofusca el pensamiento
Por esa alma que se espera;
Su cuerpo murió como era
Del baron de tanto brío;
Le vereis despavorido
Donde su voz no retumba
I sin embargo esa tumba,
Este es el sitio sombrío.

    La hora suprema llegó
De su amarda despedida
Para quedarse sin vida
I su bella alma espiró,
Para la patria legó
Su nombre inmortalizado,
Su heroismo aventajado
Consta en todo el territorio,
Mirando el lecho mortuorio
De Condell el respetado

    Su arrojo fué sin igual
I su pericia admirable,
I su valor inviolable
I en todo constante i leal,
Solo ese lance fatal
Que su existencia ha quitado
Hasta ponerla en el grado,
Por el accidente ya,
Para aquella eternidad
Su viaje ya es preparado.

    Un arrojo temerario
Siempre sostuvo el guerrero
Con un corazon de acero
Amenazaba al contrario,
Que en Iquique a su adversario
Es como lo han referido,
Que no se dió por vencido
En su débil barquichuelo,
Por lo tanto se hace duelo
Del marino distinguido.

    Al fin si la muerte ha sido,
Para que lo premie Dios,
Vino la muerte veloz
Hallándolo arrepentido,
Como ántes fué sucedido,
Que Prat el camino abrió,
I Serrano le siguió,
Riquelme, Orella i Aldea,
Murieron, el lector vea
Que ninguno se rindió.

                  Nicacio García

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LA MUERTE
DEL CONTRA-ALMIRANTE

    Falleció el Contra-Almirante
[En] lo mejor de su edad,
[La] patria pierde un valiente
Sin par i sin igualdad.

    Hé aquí el bravo marino
De valor i resistencia,
A la fuerte lndependencia
Venció porque le convino,
Para todo fué con tino,
En su buque fué triunfante,
Pero el ataque incesante
Su espíritu arrebató,
    Dijo el parte que llegó:
Falleció el Contra-Almirante.

    Vivo i muerto tendrá gloria
Justo será que lo esplique,
Porque en la rada de Iquique
Se coronó de victoria;
En pájinas de la historia
Sellarán esta verdad,
Que una grave enfermedad
Al héroe vino a herir,
Así lo hizo sucumbir
En lo mejor de su edad.

    Jamas conoció el temor,
Como el leon era el cristiano,
Cuando al blindado peruano
Lo resistió con valor.
Arribó con el dolor
Por el peligro inminente,
De Prat, aquel resistente
Del enemigo terrible,
I finando el insencible,
La Patria pierde un valiente.

    Soldado sério i agudo
En la guerra se portó,
I su valor lo elevó,
Hizo todo cuanto pudo
Dándole honor al escudo
De Chile con brevedad,
Todo esto lectores, ya
Murió, revivió su nombre,
Sintiendo todos al hombre!
Sin par i sin igualdad,

    Al fin si esto fué la suerte
Por Condell tales jemidos,
Ablandando los oidos
De la inexorable muerte.
El achaque a polvo inerte
Lo redujo a la mansion,
Mis lineas de duelo son
Que en la tumba o presupuesto
Encierran ya ciertos restos
Del hijo de la nacion.

                  Nicacio García.

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Nuevo y curioso romance de los veintiun prisioneros chilenos vendidos por el jeneral Daza por una relacion
del soldado Luis Araya a Juan Valenzuela.

    A tí Virjen Sacratísima
Con título del Carmelo
A Vos suplico Señora
Eleveis mi entendimiento
Para narrar el martirio
Donde desfallece el éco.
Doi principio a mi romance
Como sucedió en el tiempo
De la guerra i los conflictos
I en ataques que se vieron
Juan Valenzuela internado
Con Cárlos su compañero
Por la sierra boliviana
En clase de aventureros,
Afanaban en buscar
Oro por los lavaderos
Avanzaban para el Norte,
Como el que no tiene miedo,
Por ver si hacian fortuna
Como la busca el minero.
Al divisar las fronteras
Del Beni, rio entre cerros,
Empinaron por un bosque
Ven venir dos hombres pero
El uno era flaco pálido
El otro anciano moreno
El moreno boliviano
El pálido era chileno
Luego que se saludaron
En ámbos se vió el contento,
Los que venian del Norte
Voi a decir quienes fueron
Luis Araya aquel fugado
I el indio Lucho, hombre bueno.
Los otros dos los nombré
En los renglones primeros.
Hé aquí la relación
De Araya en estos términos
Cuando ya se divisaron
Dijo: Valenzuela presto
Amigo le habló al frances
Allí viene un chileno
Con gran gusto se abrazaron
Olvidando el sentimiento,
Un suspiro de un recuerdo
Se escapaba en algún pecho
Unido el infeliz grupo
I el indio Lucho con ellos.
Empezó a decir Araya
Cómo fueron prisioneros
Al principio de la guerra
Me enrolé en el rejimiento
Segundo de linea fué
Yo voluntario contento
Mi comandante Ramirez
Que no sé si es vivo o muerto
Mandó destendiese en ala
Hizo que rompiese el fuego,
Esto fué en Tarapacá
Talvez ustedes supieron
Los ejércitos aliados
En un número tremendo
Eran cinco veces mas
Nosotros por cierto ménos,
Se agotó la munición
Entónces que sentimiento
Hasta el último cartucho
Quemamos en el momento
Palpando esto el enemigo
Los intimó rendimiento
Les calamos bayoneta
Pero nos rodearon luego
I nos llevaron a prisa
I llegando a Arica presto
Nos presentaron a Daza
I nos vendió el tiranuelo,
En treinta i tres mil duros
Que dan lo mismo que pesos
Esto fué a una compañía
Comerciantes brasileros
Que tenian factoría
A orillas del Beni cierto,
Para la esplotacion
Del caucho en aquel terreno
Nos tardamos siete meses
Catorce dias con estos,
Para llegar al lugar
De nuestro padecimiento
I si no morimos todos
Fué milagro el mas entero
Ibamos a pié i cargados
Con los víveres no completos
Con grilletes en los piés
I con cadenas de hierro
Pendientes de la cintura
Este fué el primer tormento
El dia i nuestra llegada
Aquel establecimiento
Se nos envió a una montaña
Custodiados por aquellos
Indios con flechas en mano
I esos con atrevimientos
Unos miserables ranchos
Por habitación nos dieron
Estos eran sin paredes
I tan duro el pavimento
Un poncho de jerga tosca
I una piel de llama cuento
Esto todo reunido
Hacia el lecho completo
Se tomó la precaución
Separarnos largo trecho
Que no pudiéramos nunca
Hablarnos ni ménos vernos
Los grilletes i cadenas
Unidos a nuestros cuerpos
I la penosa fatiga
Por la falta desustento
I algunos por el contacto
Les tomaban ódio eterno
El hierro hacía a la carne
Acueductos en los nervios
Les comenzó agangrenar
Las piernas era lo cierto
Tenian que trabajar
Doce horas al sol inmenso
I aquellos indios tan crueles
Sobresalientes los dueños
A los de la factoría
Causaria algun recelo
Teniendo agua de bautismo
O dando una ojeada al cielo.

                  SEGUNDA PARTE

    Aquí voi analizar
El encuentro de los cuatro
Cierta narracion de Araya
Desde que ya caminaron
Les anunció el indio Lucho
Que apresuraran el paso.
Araya corrió una legua
I se tiró tan cansado
I los otros tres seguian
I lo hallaron fatigado
En aquel sendero inculto
De jente poco habitado
Donde hai viboras, serpientes
I fieras que se han notado
I reptiles venenosos
Que de tiempo han abundado,
Los dias se sucedian
A la intemperie alojando
Por la ribera del Beni
Esa dirección tomamos
En una balsa que habia
El rio lo remontamos
De la maldita mision
Al cabo nos alejamos
La comida de nosotros
Eran hualusas i plátanos
Racachas, otro alimento,
No habiendo mas lo apreciamos
El bosque los presentó
Al frente, arriba i abajo,
En aquel penoso viaje
Cobardes nos divisamos
Llegando al rio Cajones
Un dia a verlos tocamos
Domde yo con el frances
Habiamos trabajado
De modo solo en dos dias
Quince leguas avanzamos
A la caida de la tarde
Una hacienda visitamos
Aunque no recuerdo bien
Don Luis era el propietario
En este lugar fué donde
Tuvo tiempo nuestro atrazo
La fatal muerte de Araya
Que en el alma siento tanto
En este órden fué la marcha
I los senderos cruzamos
Cubiertos de capas de hojas
Yo adelante meditando
En seguida cierto a Araya
El indio Lucho pensando
Cárlos el frances mi amigo
Con un paso mesurado
Cuando repentinamente
Oigo un grito acongojado
De cólera i de dolor
Vuelvo la cabeza i hallo
I Araya toma del suelo
Una vibora que a un árbol
I la arroja con violencia;
Pero ya es envenenado.
La reventó al tronco aquel
I yo comprendí en el acto
Lo que habia sucedido
Viniendo yo adelantado
Esto lo sentí en el alma
Mi amigo tan desgraciado
El animal venenoso
Ya le habia penetrado
Los dientes en una pierna
Se los habia clavado
No tuvo en todo su cuerpo
Para hacerle el necesarió
De acuerdo estábamos todos
Para el pedazo cortarlo
Araya se decidió
Que el muslo fuera cortado
Hicimos la operación
I el paciente conformado
No dió la mas leve queja
Siendo tan atormentado.
Amaneció al otro dia
I con espanto notamos
Que la pierna se hinchó tanto
Que nosotros espantados
Ese dia le contó
Su historia de desgraciado
Llamándolo así le dijo:
Oye, Juan, amigo amado,
Conozco voi a morir,
Llegar habia pensado
A mi patria para ver
A mis parientes y hermanos,
Los campos donde nací
Lo único que he deseado
Todo esto le suplicaba
Con ánsias al Soberano;
Pero no siendo posible
Debo de ser conformado
Con la voluntad de Dios
Pues para Él somos creado
Su voz empapada en lágrimas
Nosotros tambien lloramos,
Con un profundo silencio,
I viendo que tantos años
Duro trance, mas que duro
Parece fué recordando
La enerjía de su alma
I con eso siguió hablando
En sus momentos postreros
Dijo: que en Quilpué era creado.
Entregó el alma al Creador
Mártir aquel buen soldado
Ahora suplica el poeta
Perdonen lo que ha faltado.

FIN DEL ROMANCE.

Es propiedad de Nicacio García

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LA BALANZA DE AMOR

    Puse mi amor en el peso
I se quebró la balanza
Quien mucho ama tarde olvida
Quien porfia mucho alcanza.

    Una vez ví que pesaban
Caricias los amadores,
I dejaban los amores
Hasta que contrapesaban.
Las bellezas se gozaban
Proponerme sin tropiezo
Siendo yo amante y con eso
Mereceria una bella,
I en vez de quererla a ella
Puse mi amor en el peso
    Jamás mas desengañado
Amando la servidumbre
Que se quiere de costumbre
Con cierto signiflcado;
Por reglamento estimado
Amo y espero bonanza,
La lisonjera esperanza
Mas en mis ensueños ví
fueron a pesarme a mí
I se quebró la banza.
    Valido de la esperiencia
Sin olvidar a la dama,
Porque el que sabe lo que ama
No hace crímen la inocencia;
Yo espero que la frecuencia
Fuera siempre preferida
Al contento de mi vida
Toca la dulzura el labio
Con el proberbio del sabio
Quien mucho ama tarde olvida.
    Seguí con amor porfinado
Por si alcanzaba el contento,
De aquel útil instrumento
Que mi pasión fué aumentando,
En otro estilo pensando
De una ninfa la tardanza
Ningún amante descanza
Si no es un satisfactorio
Con aquel decir notorio
Quien porfia mucho alcanza.
    Al fin es contemplativo
Pesar de propio el amor,
Quitando llama y ardor
Calor sério y tan activo,
I el que ama en ese atractivo
En una inscontancia muere
I si no se detuviere
En un punto de amor fijo
Salomon por cierto dijo
Quien alcanza pasar quiere.

Nota: verso publicado por Anónimo, ver; José Arroyo, ver y por Desiderio Parra, ver; El poeta del Sur, ver, ver.

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DICHOS DE UN AMANTE.

    Aquel que ama a una deidad
Como la estima y la quiere
Cuando mas amor le tiene
O se muere o se le vá

    Yo solicité una bella
De toda mi estimacion,
Le entregué mi corazon
Igual me confesó ella;
La miraba como estrella
I amé aquella realidad,
Su franca capacidad
Me hizo con frecuencia amarle
Lo mismo puede pasarle
Aquel que ama a una deidad.
    Con celo, amor y coufianza
Juraron vuestros sentidos,
Como lo hacen dos queridos
Que distinguen la esperanza;
No ven la menor mudanza
Cuando el intento prefiere
Es como dardo que hiere
Esi la dama es constante,
Sin defecto es el amante
Como la estima y la quiere.
    Poderoso fué el motivo
Que tuve para quererla,
Procuraré jamás perderla
De mi vista y mizatractivo
Que será cuando es esquivo
I olvido amargo sostiene:
El decirlo no conviene
A la bella que lo intente
Se va involuntariamente
Cuando más amor le tiene.
    Con razón la quize tanto
Siendo el absoluto dueño
Que no tendré ni el diseño
Del modelo de mi encanto,
Me deshiciera en un llanto
Por saber a donde está,
Porque razón no vendrá
Por esperiencia he hablado
Siendo prenda de su agrado
O se muere o se le vá
    Al fin, dueña de mi amor
Como puedo estar contento
Con la pena y sentimiento
De no verte, es mi dolor,
Siendo yo el merecedor
I objeto de tal placer
Privado de mi quererer
Ni viva ni muerta, esclamo:
Sin ver la belleza que amo
Que gusto puedo tener.

Nota: verso publicado por José Arroyo, ver; por Anónimo, ver El poeta del Sur, ver y por Desiderio Parra, ver.

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El sueño de un apasionado.

    De qué me sirve en el sueño
Gozar lo que estoi amando
Conozco que es para mi
Mayor pena en despertando.

    En un sueño poderoso
Quisiera estar efectivo,
Para ver vuestro atractivo
I ser contigo dichoso
Al conciliar tanto gozo
Me creo que soi tu dueño
Contento como ruiseño
En el letargo que abrigo
Despierto y no estoi contigo
De qué me sirve en el sueño.
    Me parece que durmiera
Sin despertar un momento
Por gozar aquel contento
Aunque mis ojos no abriera
Más alegría tuviera
Porque en tí paso pensando
Nada puedo estar deseado
I el sueño tanto apetezco
Porque durmiendo merezco
Gozar lo que estoi amando.
    Cuando viene el nuevo dia
Despierto a los cantos suaves
De las amorosas.aves
Con órganos de armonía
Secreto que yo aplaudia
Trinido que siempre oí.
Mi oido lo divertí
Bajo el silencio profundo
Todo esto como un segundo
Conozco que es para mí.
    Placer gozo y regocijo
Se unen para mi deseo
Como en el sueño te veo
A tí misma me dirijo:
Iustante alegre que fijo
Que para estarte mirando
Envidio estar dormitando
Por tus amores convengo
Seguro que entonces tengo
Mayor pena en despertando.
    Al fin, deseo a toda hora
El estar imajinando
Me parece estoi hablando
A vuestro sér sin demora,
Cuando dá visos de aurora
Quiere el pecho recordar
I con la intencion de amar
Veo tu belleza riendo
Con objeto a estarte viendo
No quisiera despestar.

Nota: verso también publicado por Anónimo, ver y Desiderio Parra, ver.

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Las grandes Inundaciones
DE VALPARAISO

Año de mi ochocientos
Noventa y uno el autor
Mes de Junio dia trece
Fué la major confución.

    Eólo y Neptupno porfiaban
I el mar se ajitó en estremo,
Privándole a todo remo
Parece de que se aliaban,
Las olas se levantaban
Como con atrevimiento.
Talcas y truenos violentos
Se sucedian diré,
Advirtiendo que esto fué
Año de mil ochocientos.

    Un furioso movimiento
Hubo en vapores y chatas,
Vergantines y fragatas
Eran juguetes del viento;
Por que el huracán de intento
Obedeció al Salvador:
Así largó su estridor
Secreto que se supone
Con la fecha que aquí pone
Noventa y uno el autor.

    Almacenes que notables
I baratillos surtidos,
Aseguran que han tenido
Pérdidas considerables,
Con llantos tan lamentables
Que él corazón estremece,
Ahogados decir se ofrece
Unos cuantos pequeñitos
En la hora de los conflictos
Mes de Junio dia trece.

    De los cerros a torrentes
Con la lluvia agua bajó.
I el estero arrebató
La varandilla a los puentes.
I en los cauces diferentes
Que según es mi opinion
Se taparon por razon
De todo esto es evidente
Aquella noche en la jente
Fué la mayor confucion.

    Al fin, han sido inundadas
Piezas de baja apariencia,
I en el centro en la decencia
Hai casas que están trizadas,
Que serán refaccionadas
Para no verse en apuro;
Un temporal es tan duró
Como que anuncia una ruina,
Pues de la ira divina
Nadie diga estoi seguro.

    Es propiedad de Nicacio Garcia

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LA PASION

    Al cabo llegastes mi alma
Que te estaban aguardando
Sepultado me verás
Pero en otros brasos cuando.

    Para la crusificcion
todo estaba preparado,
esto habia presenciado
su Padre de la Manción;
Jesus con resignación
caminó con tierna calma:
miró la sagrada palma
o el santo madero fijo,
i arrodillado le dijo;
al cabo llegastes mi alma.

    Pilato gobernador
de todo Jerusalen
de Galilea tanbien
así sentenció al Creador,
diciendo es trastornador
i el Señor esto observando,
sobre aquel martirio hablando
esclamò en dulces jemidos:
ven corona a mis sentidos
que te estaban aguardando.

    Crusificado en la Cruz
miró al cielo donde el Padre
i en otra parte a la madre
habló el divino Jesus
el sol ocultó su luz
i se estremeció la fàz;
diciendo a Lonjino: estas
dando fín a mis tormentos;
dentro de pocos momentos
sepultado me veras

    Sintiéndose abandonado
entre el barbarismo impio,
dijo! Dios mio! ¡Dios mio!
¿por que me has desamparado?
con burla llegó un soldado
su vestidura quitando,
su majestad agonisando
volvió a decir mas penoso
muero en el leño afrentoso
pero en otros brasos cuando.                 

 Al fin el cuerpo bajaron
dos dicípulos ocultos,
sabios i jurisconsultos
i los clavos le quitaron
al sepulcro lo llevaron
i al tercer dia contento
resucitó sin tormento;
fué al Cielo con obediencia
i se quedó dando audiencia
en el Santo Sacramento.

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