LA
MATANZA
DE
Lo Caña

  Nunca será relatado
a la faz de la Nacion
con bastante indignacion
ni en estilo emponzoñado,
el crímen denominado
La Matanza de Lo Caña,
donde un hombre sin entraña
en su infinito demencia,
inmeló por cruel sentencia
treinta bravos a su zaña.

  Era época en que el hermano
del hermano desconfiaba
i en que el padre denunciaba
al hijo, buen ciudadano;
era época en que el Tirano
fusilaba por montones;
sin embargo esos campeones
no supieron titubaar
i se pudieron armar
i tener sus reuniones.

  Así el dieziocho del mes
de Agasto del año aquel;
unos cuantos en corcel,
en coche o por sus piés
con patriótico interes
se fueran a aquel lugar,
con ànimo de cortar
un estraféjico puente
ques se sabia que ol veinte
iba el Congreso a atacar.

  El cruel Jeneral Barbosa
reunió caballería
i fuerza de infantería
con su acostumbrada prosa;
paro aquella empresa odiosa
buscó a Alejo San Martin,
un lacayo mandarin
con estrañas de chacal;
le dió el mando principal
con determinado fin

  El dieziocho salió al cabo
a las doce de la noche
caballería i en coche
un piquete del Octavo;
San Martin iba de rabo,
Cazadores a adelante
con Cortes por Comandante
i por segundo a Duran
i en los coches de Gazan
iba el piquete de infante.

  Iban a aquella campiña
conduciendo a esos romanos
i en condición de vaqueanos,
Silva Lémus i Fariña
i a ver i animar la riña
el Comisario Riveros
que ha sido de los primeros
verdugos desapiadados;
por él fueron fia elados
unos cuantos caballeros.

  Pronto lograron llegar
guiados por tales guias,
porque por aquellos dias
todos querian ganar;
se pusieron a rodear
todo lugar de escapada
a fin de que la jornada
fuese lo mas productiva;
¡la cosa era cojer viva
a la presa o traspasada!

  Para ellas fué una broma
conseguir su infame afan,
mas costara al gavilan
atrapar a la paloma;
desendiendo de una loma
esos soldados vendidos
se acercaron prevenidos
hasta las casas del fundo.
¡Qué la maldición del mundo
caiga sobre esos bandidos!

  Aquel Escuadron gandul
se fué a rejistrar los cerros
i los demas como perros
a las casas de Panul;
i ahí como en un baul
capturaron a unos pocos
i en seguida como locos
se fueron a la quebrada;
era ya la madrugada,
la luz mandaba sus focos.

  Esos jóvenes patriotas
podian solo oponer
contra el enorme poder
de esos armados ilotas,
unas carabinas rotas,
algunos sables mohosos,
diez caballos perezosos,
de aquel campo la espesura
i la sangre noble i pura
de sus pechos jenerosos.

  La Santa Virjen Maria
i el Señor Omnipotente
le den fuerza suficiente
para hablar al alma mia
de la atroz carnicería
que se siguió en ese instante;
el que no se escapó ante
ni fué preso, ahí fué muerto
i sobre aquel campo abierto
quedó la sangre humeante.

  El Octavo fué en seguida
con la órden terca i fiera
de acabar la montonera
que se hallaba ahí escondida;
mas en tanta ida i venida
permitió el divino Cielo
que no se vieran el pelo
i se agarraran a bala;
los libró de una mas mala
la desigualdad del suelo.

  Luego vieron el error
i entonces sin descanzar
se lanzaron a buscar
los jóvenes con furor;
el trajin no fué mayor
en aquella accion aleve
porque en espacio mui breve
pudieren pillar a algunos
i por brazos de esos tunos
ahí fusilaron nueve.

  Hacia de la bolina
como dos horas cabales
i por zanja i matorrales
descargaban carabina;
lo que uno no imajina
hizo aquella vil faccion;
se dió gran satisfaccion
en teñir el vil acero;
¡qué lo sepa el mundo entero
no fué peor la Inquisicion!

  Por razonables motivos
dictados por la verguenza,
por un momento se piensa
en regresar con los vivos;
se hicieron preparativos
i hasta volvieron atrás,
mas Balmaceda tenaz
i furioso en alto grado
les dijo: «los he mandado
a matar i nada mas.»

  Al desandar el camino,
sin mas Ley que el aguardiente
se instaló lijeramente
un Tribunal asesino,
en que se fijó el destino
al patriotismo humillado
por haber el brazo alzado
contra el Déspota traidor;
¡mui cerca de un corredor
fué el cadalzo levantado!

  De ese infame Tribunal
donde la sangre echó raiz,
nunca lo olvide el pais,
Vidaurre ha sido el Fiscal;
jamas el Jenio del mal
puso sobre un hombro humano
papel mas sucio i villano
ni maldicion mas tremenda;
¡es útil que aquí se aprenda
lo que es servir a un Tirano!

  De nuevo empezó el Calvario
para aquel monton de bravos
muertos por viles esclavos
de aquel hombre sanguinario;
sobre aquel triste escenario
juntaron mucha madera
i encendieron una hoguera
donde les cuerpos quemaron;
tanto los carbonizaron
que nadie los conociera.

  Allí zegaron en fior
mucha juvontú atrevida,
allí entregaron su vida
algunos con gran valor,
allí puso el Dictador
el colmo a su Tiranía,
allí toda su porfía
puso en parecer cruél
i allí sobre el campo aquél
su propia muerte imponía.

  Se está siguiendo un proceso
que mas que despacio avaanza,
sobre aquella gran matanza
i mas de alguno está preso;
¡qué el Juez se mantenga tieso,
què en su alma salga callo,
qué su pluma sea un rayo
contra quién sea culpable,
si es posible, con un sable
que escriba el tremendo allo!

(Composicion del primer aniversario de
Lo Caña)

       Juan Valiente

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