A todos los poetas de á
cuartillo
B A N D O.

    ¡Yo! futre  firme en el mando
Al culto pueblo respeto;
Como rey de los carneros
Es decir de versaineros,
Visto y considerando;
He acordado y decreto:

    Que la primera versaina
Que hice en metro de rutina,
Me la robó un miserable:
Mas claro, se llevó el sable,
Dejando la pura vaina
Sin dejar una propina.

    Que si como los rateros
Se siguiese esta humorada;
El futre de las Z. Z. Z,
Que es el rey de las recetas,
Enviará un par de carneros
Al cuadro como carnada.

    Por fin si algún saltimbanque
Así quisiera jugar,
Aunque San Pablo se asombre,
Averiguado su nombre,
Aunque en el lodo se embanque;
Lo he de sacar á bailar.

    Dicto este aquí en mi despacho,
Con mi secretario, solo,
Echando humo en un taburete,
Que me sirve de bufete
Atusando mi mostacho,
Sin que haya ningún pololo.

Es propiedad del futre de las
            Z. Z. Z.

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A Juanito Romero.

    ¿Con qué fin, chico te metes
Al juego de la pelota
Si no entiendes una jota?
¿Cómo grandes de bufetes?
El que no tenga ribetes
No se meta á versainero;
Siga en el combo de acero
Adopte su vida de ante,
Es mejor no andar errante
¡Pobre Juanito Romero!

    Un dia de madrugada
Se te puso entre las cejas,
Sobre tus mismas orejas.
De cantar como un Taboada.
Con tu mente despejada
La pluma agarraste, fiero,
Escribiendo con esmero
Pero, con una barreta,
E hicistes una cuarteta
¡Pobre Juanito Romero!

    Alguien un día dijiera
Que deseabas encontrar,
Con quien poderte cruzar
Y á tu empuje sostuviera.
Yo te temo como a fiera
Y al verte quizás me muero,
Pero, que escondas espero
Del futre de las Z. Z. Z.,
Tus versos en las maletas,
¡Pobre Juanito Romero!

    Como quien nadie te iguala
Y gran numen que se inspira,
Quisistes buscar la lira
Y te hallastes con la pala.
Y al principiar de la escala…..
No ascendistes ningún cero
Y asi alegre y placentero
Escribes aire con ache,
Sin que ni una alma tache
¡Pobre Juanito Romero!

    Como se hacen los poetas
Si tú quieres aprender,
Por tu empeño en conocer
Al futre de las Z. Z Z.
Si sus lecciones respetas.
Serás poeta el primero,
Cantarás como un jilguero
Que plajía al Ruiseñor;
Enviando en dichas de amor
¡Pobre Juanito Romero!

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El ex-capitan de navío
CÁRLOS E. MORAGA.

    Una envidiable  carrera
Parece que ha concluido,
La de Carlos, el temido,
Que fué de ese mar la fiera;
Nocturna y aventurera,
De cerebro enajenado
El loro del rey, pintado,
Sobrino de Sancho Panza,
Que puesto aquí en balanza
Al Perú llegó espantado

    Las manos muy en bolsillos
Con Sartori, otro valiente,
Se pasean muy decente
Los dos insignes  caudillos.
Bajo frondosos membrillos
Admitando el manzanar;
Pasa delicias sin par
Aquella grande  pareja,
Mansito como una oveja
El que era terror del mar

    En cada viaje un galon
Del Dictador recojia,
Ya las nubes ascendia
Este pobre guapeton.
¡Enorme era ya este leon!
De melena muy inflado,
Con el secretario al lado
Nuevo jefe de fragata,
Que para andar en dos patas
Gran trabajo le ha costado.

    Un día de trasnochada,
Se le ocurrió á este demente
De apresurarse inconsiente
Al Almirante Encalada.
La hora estaba sonada,
Que se iban pronto á inmolar
En las entrañas del mar,
Por este cruel, muchas vidas;
Mientra tenia instruidas
Las piernas para arrancar.

    Por fin, cuando aquí á la vista
Se presentó nuestra Escuadra,
Este quiltro  ni le ladra
No le siguió ni la pista.
La «Condell»  sí, puso lista
Y de carbon la colmó,
Y al diablo se encomendó
Y arrancó fuerte y parejo
Y así esponiéndose el pellejo
Jabonado se escapó

Don Claudio con Oscar Viel.

    Se volaron en tropel
Ese dia de las leonas,
Las dos tremendas personas,
Don Claudio, con Oscar Viel.

    Don Clandio, con su cogote
Tan largo cual de avestruz,
Decia haciendo la cruz
A Oscar Viel, un camarote:
¡Juro! que este es un brulote
Para mi un hombre tan fiel,
Que aunque fuera de papel
Soi yo todo, un Presidente,
I siendo tan inminente
Se volaron en tropel.

    Yo Presidente! feliz,
Chile, seria en mis manos:
Tengo brios soberanos
En sembrar trigo y maiz;
Sin apartarme un desliz
Tengo mui ricas poltronas,
Por miles yeguas rabonas,
Caballos de fina rraza
Que volaron de mi casa
Ese dia de las leonas.

    Yo tambieu soy mui astuto
Dijo Oscar Viel, i dió un salto,
A mi puesto nunca falto
Aunque siempre he sido bruto.
Si hoy me hallo bien diminuto,
De Almirante, hice intentonas,
Por mar corri varias zonas…
De Intendente, aqui me hallaron
Muy firme, hasta que volaron
Las dos tremendas personas.

    Yo tambien soi avesado,
Diio Claudio, satisfecho;
Me gusta que en el barbecho
Entre derecho el arado.
Si yo no soi mui letrado
Es por mi memoria infel,
Pero en un bravo corcél
De presidente futuro.
El dia ante andubo duro
Don Claudio, con Oscar Viel.

    El Baltimore, el Hotel,
Donde teni an su estrado
Partió un dia engalanado
En alfalfa en vez de laurel……
Iban en el buque aquel
Los guapos de la Placilla,
Los que al cambio de tortilla
Arrancaron espantados;
De los heroicos soldados
Triunfantes en esta orilla.

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Al pueta Reyes.

    Antes debo preguntarte
Inspirado pueta  Reyes,
Cuando dejastes los bueyes
¿Dónde estabas y en qué parte?
Fuísteis cínico al lanzarte
Con tus versos sin sentido,
Que hieren como aullido
Y medidos con picana;
Tu métrica soberana
Es semejante a un grasnido.

    Dime: ¿qué aprende de tí
Este pueblo soberano,
Si se le ocurre a un marrano
Publicar versos aquí?
Ándate a plantar ají
Al campo, a sembrar el lino,
El alfalfa y el pepino,
La alcanchofa y el centeno,
Y habras entrado de lleno
Al negocio mas divino.

    Si tu entiendes de minero
Ándate en busca del oro,
Donde hoi emigran en coro
Persiguiendo aquel venero;
Y esplorando aquel sendero
Del sur áurea rejion,
Con tu pala y azadon
Luego te harás el mas rico,
No serás Reyes el chico,
Te llamarán, Señor Don.

    Pero si versos te gusta
Escribir, entra a la escuela,
Te aseguro por mi abuela
Que aprenderás sin disputa;
Esto es, si no te disgusta
El consejo que te doi,
Yo, mui preparado estoi
Para seguirte cascando,
Si prosigues ensartando
Tus disparatadas de hoi,

    Contéstame algo siquiera
Y no me eches en olvido,
Por favor, pues, te lo pido
Que pongas tu firma entera.
Echa mano a la cartera
Toma de aquí una leccion
Que te envia tu patron
Para que pueda leerte;
Quien desea conocerte
Con toda tu inspiracion.

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Carta a don Jorje.

    Hoi, por ser el presidente
Apreciable Jorjecito,
Como persona decente
Estos versos te remito.

    Despues de darte la mano
Atropellando mi orgullo,
Y esto Jorje, no es barullo
Del futre jovial y llano:
Como poeta me iré al grano
Por medio de la presente,
Ya que estás de Chile al frente
Como sentado en el banco
Te pido que seas franco
Hoi, por ser el presidente.

    Tú la verdad me dirás,
Tratando de tu justicia,
Si usaras de la malicia
Como Cruz Caña y demas…
Quisiera que pertinaz,
Y esto no te cuesta un pito,
Poner al fraile maldito
Arreglándole una prensa,
Tu gobierno aquí comienza
Apreciable Jorjecito.

    Llama, pues, al compañero
Si es que seas liberal…
Borrando encono fatal
Abriendo brazos sincero;
Entonces yo te venero,
Tendrás al Futre valiente
Que arremete con su jente:
Por Satanas te lo juro,
Tu gobierno está seguro
Como persona decente.

    Juntarás, sabios, poetas,
Que den al pueblo instruccion
Porque esa es la aspiracion
Del futre de tas tres cetas.
Al ajiotista, macetas
Sin respetar ningún rito;
Al banquero golpe, y chito,
Al fraile y la beata palo:
Mientras tanto de regalo
Estos versos te remito.

    Y por fin, si el cambio sube
Y al pueblo sirves dispuesto,
Ya te elevaré mui presto
Al copo de blanca nube.
Y como un bello querube
Bajarás si el cambio baja,
A comprar una mortaja
Despues de caudillo y rico…
Para tu cuerpo que es chico
Qua a amolda a cualquier [ aja]

Nota: El verso va dirigido a Jorge Montt Álvarez (Casablanca, 26 de abril de 1845 – Santiago, 9 de octubre de 1922) Presidente de la Junta de Gobierno de 1891 durante la Guerra Civil de ese año y Presidente de la República entre 1891 a 1896.

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Lei del consejo de Estado.
OBRÉROS Y NO ESCLAVOS.

    Alzaba el pueblo patriota,
Alzaba noble su frente;
Porque era pueblo conciente
Porque no era pueblo ilota.
La cadena estaba rota
De oprobio y humillación,
E izaba libre el pendon
Por sus nobles hijos, bravos,
No era ya pueblo de esclavos
Era la heróica nacion.

    Fuertes brazos en la guerra
La gloria le conquistaron,
Y a su tesoro agregaron
Los preductos de la tierra.
Mas ¡infeliz! hoi se aferra
¡Oh vergüenza! el oligarca,
Como absorviente Monarca,
Dicta leyes de opresion;
Hunde la constitución
La pisotea y la abarca.

    Hoi ya el obrero ilustrado
Al pueblo hablar no podrá,
Porque al instante será
Villanamente apaleado.
Y despues de ser vejado
Tendrá de hambre una racion,
Que le arroje su patron
Porque si, de su salario,
Le habla el humilde operario
Tendrá que pedir perdon!

Al pueblo mas denodado
Una lei atentatoría,
Le agrega para su historia
El gran Consejo de Estado.
Ese Cuerpo Majistrado,
Que a la nacion representa,
El palo y la horca inventa
Para el hombre ciudadano,
Que, con jenerosa mano
Lo sostiene y lo alimenta.

    Tendremos lei del Japon
Y el réjimen de Turquia,
Se violará cada dia
Como allí, por un mandon
Volverá a la sumision
A la órden de los logreros
Arreando mui placenteros
Sin que su crímen fracase
Permitaseme la frase:
A manadas de Carneros.

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Versos de Magallanes y la
Arjentina.

    Conque, asómbrense lectores
De las tremendas noticias;
Espero, pues, las albricias
Voi a ganarlas señores:
Sabreis que los escritores
Del Plata, aquellos titanes,
En amarillos afanes
Y con augusta mollera,
Nos piden una friolera:
El Estrecho Magallanes.

    Pues, no es nada lo del ojo
Lo que piden los rufianes;
¡Nos piden a Magallanes!
Una miseria! el antojo.
¿Y no nos darán remojo
Cuando lleguen a Llanquihue?
¡Qué placer! cuando a Quirihue
Lleguen calzones bordados,
Y todos mui encintados
I con lanza de coligüe.

    Espero, en José y Maria,
Que del cielo a toda costa
Se le envie a la langosta
Una lluvia de lejía,
Y estoi cierto pararia
El vicho de la Arjentina,
Que hoi mete tanta bolina
Haciéndonos mil bravatas
Sigan no mas ¡garrapatas!
Luego tendrán su propina.

    Apretar bien las chavetas
Y no hai cheyes  que aflojar,
Porque aquí quiere topear
El futre de las tres cetas.
Apóyense en las gualetas
Despues que resen un creo,
Atracar parejo y feo
Con la cabeza y la mano;
Hasta que deje el cuyano
Para siempre el pataleo.

    Hoi otra nueva pandilla
Crearon de diez batallones;
Diez mas grandes escuadrones
Para venir a esta orilla.
¡Quien viera esa maravilla!
Quien viera los jenerales,
Que dicen que en los timbales
Amarran los pabellones,
Porque no son mui… tontones
Ni tampoco mui zorzales.

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Fusilamiento del reo Faustino
Palma, en Buín.

    En noviembre fecha dos
A las diez de la mañana,
Se cumplió la lei humana
Y una alma voló hácia Dios.
Pagó allí el crimen atroz
Donde se constrita el alma,
El reo Faustino Palma,
Con todo arrepentimiento,
Pero, en ese gran momento
Faltóle el valor y calma.

    Cuando el viático llegó
A la lóbrega seldilla,
El criminal de rodilla
Humilde lo recibió;
Abatido se inclinó
Prorrumpiendo en oracion,
Pidiendo al mundo perdon,
Del delito cometido,
Estaba a la lei rendido
En llantos y confusión.

Era el último desespero
De su fatidico aliento,
Porque su crímen violento
No respetó ni estranjero;
Era su dia postrero
La hora fatal sonaba,
Y el reverendo auxiliaba
Aquel sér en su agonia,
Y mientras que se estinguia
El padre con él oraba.

    Mas despues en un segundo,
Leia allí el secretario
Al reo patibulario
El abandono del mundo.
Y aquel hombre moribundo
El Cristo en sus labios posa
Cual ayuda jenerosa,
Rei de los cielos y Arcano,
Que El sostiene con su mano
Tan tremenda y poderosa.                  

    De su selda en alta voz
Orando el reo partia,
Era su solemne dia
El se encomendaba a Dios.
Ya se oye el ruido feroz
De grillos en movimiento
Que le siguen a su asiento,
Es el terrible ejemplar
………………………………
Se siente el el aire tronar,
Y un sér se vé sin aliento…

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Al po extra Relles

    Aquí en este metro
Tan bello y sonoro,
Tu talla de greda
Quiero retratar.
Vengan los pinceles,
Las musas en coro;
Y una buena escoba
Para principiar.

    !Esbelta figura
¡Quien fuera, quien fuera
Quien fuera un artista
Como el gran Miguel!
Tiro, pues, mis líneas
Con fé placentera;
Pero, ¡ai! vá quedando
Enorme un pastel.

    ¡Por Dios! que perfecto
Con su tes sonriente,
Sus ojos de luna
Llegan a brillar.
Cara de callana
Que le han puesto un diente.
Entre un tizon negro
Al ir a tostar.

    Y esto que hace poco.
Que estoi aprendiendo,
Temo que un Murillo
Vaya a ser de mí.
Parece que Adolfo,
Me está agradeciendo
O quiere el retrato
Robarme de aquí.

    Mas bien te aseguro
Mi cara de arnero,
Y me voi contigo
A la esposición.
Yo sé que se saco
Seguro lo espero,
El premio mas gordo
Con este chonchon.

Es propiedad de
El futre de las 3 ZZZ. 
Para versos y cartas amorosas diri-
jirse a Valparaiso, Independencia 19 d

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