JUAN MAURO BIO-BIO
INSPIRADO POETA POPULAR
(De El Sur de Concepcion)

  El viejo cantor de la frontera
cuenta ya 79 años.
  Nació en 1820 en Cumaico cuan-
do el montonero Benavides huia a
la Araucania, despues de su derro-
ta en las vegas de Talcahuano. Fue-
ron sus padres el cacique Huatilen
i la célebre Guainelda, mujer de
gran corazon que tuvo la honra de
pelear contra los españoles.
  Nació poeta.
  A los ocho años compuso el «Ro-
mance de la sangre», preciosa com-
posicion que cantan hoi los arauca-
nos, i cuya melodía dulcísima ar-
moniza con la letra.
  A los doce años habitaba en Lau-
taro i de un misionero recibió el
bautismo; este acto, que conmovió
al pueblo, le inspiró sus sentidos
versos llamados «La Cruz y el bau-
tismo».
  Llamó la atencion en la frontera
su oda relijiosa titulada «Natura-
lleza i Dios», llevada a Lima por
unos misioneros, donde le puso mú-
sica el ilustre compositor don San-
tiago Reynolds i cantada con gran
pompa en la catedral de esa ciudad
en las fiestas de Santa Cecilia.
  El terremoto que arruinó a Con-
cepción en 1835 lo encontró vivien-
do en las lejanías del pueblo, de
donde acudió a prestar sus servicios
a las victimas de la catástrofe. Sus
versos titulados «A las ruinas de
Concepcion» que se publicaron en
Cauquenes pocos dias despues, son
conocidísimos.
  Pocos años despues se enrolaba
en el ejército que a las órdenes de
Bulnes ganó la batalla de Yungay.
En 1840, moceton de 20 años, llega-
ba a Santiago coronado de laureles
i mui querido por sus compañeros,
que lo llamaban «el poeta»; tal era
la fama que le deban sus hermosos
versos.
  En Concepción casó con Clara
Torres Luna, hermosa niña hija de
honrados padres, que le acompañó
durante 22 años, como un anjel
mensajero de Dios, Murió el 62 i
en su tumba hai dos estrofas que
llevan la firma Juan Mauro Bio-
Bio.

(Continuará)
Imprenta: Moneda, 1027

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LATIGAZOS
para algunos poetas ratas de la
LITERATURA POPULAR DE CHILE
DEDICADO A MIS LECTORES

       I

  Llegando a la capital
Leí algunas poesías,
Que ni allá en la Araucania
He visto inmundicia igual;
Era la lectura tal
Que, en verdad, yo no comprendo
Como hai alguien que leyendo
Encuentre su divorsion,
Cuando es su composicion
El error mas estupendo.

       II

  Da vergüenza e indignacion
Que en el foco de las ciencias,
Se publiquen indecencias
De tan torpe construccion.
Que en esta gran poblacion
Centro i luz de la cultura
Maten la literatura,
La Gramática i la Rima
Bribones que no escatiman
Pasar pasto por verdura.

       III

  Se alza aquí como poeta
Cualquier pillo o ganapan,
I en su misrable afan
Nunca al público respeta.
Como solo le sujeta
La sed ansiosa de plata,
La lengua inmunda desata
Con tal cúmulo de insultos
Que creo que esos incultos
Hacen versos con la pata.

       IV

  Corrompiendo el corazon
Del digno i honrado obrero,
Cualquier imbècil logrero
Borronea una cancion,
Yo haría una indicacion
A nuestro alcalde primero,
A fin de que haga un perrero
A esos poetas infernales
Que por ahí, sin bozales,
Muerden mas que el can mas fiero.

       V

  Yo daré mis latigasos
A aquellos esplotadores,
Que engañan a sus lectores
I fomentan el atraso.
Prevengo yo en todo caso
Que, como en nadie confio,
Los cantos i versos mios
Que a la luz pública irán,
Todos la firma tendrán
De
       Juan Mauro Bio-Bio

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Luctuoso suicidio en Victoria
UNA NIÑA DE 18 AÑOS
SE PRECIPITA EN EL RIO MAIPO

  Cerca del pueblo Victoria,
Del Maipo en la conflüencia,
Una niña, su existencia,
Se quitó por una historia.

  Se llamaba la suicida
Laurita Rosa Gonzalez;
Virtuosa entre sus iguales
I de todos mui querida;
Solo conoció en su vida
Una dicha transitoria,
Cuando gravó en la memoria
El nombre del hombre amado,
Que tanto la ha desdeñado
Cerca del pueblo Victoria.

  Dicen que el hombre en cuestion
Se burló de la inocente
I sobre su limpia frente
Echó el mas negro borron.
Fué tanta la conmocion
De su débil existencia,
Que al grito de su conciencia
Cobró enerjía i valor
I se arrojó sin temor
Del Maipo en la conflüencia.

  A las tres de la mañana
De aquel dia de amargura
Derramaba su luz pura
La luna hermosa i galana.
Laura en esa edad temprana
Que es todo amor, todo esencia
Grita en su triste demencia:
¡Perdon Dios de los que jimen
Si se arranca con el crimen
Una mujer su existencia!

  Un grito desgarrador
Las montañas repitieron
I sus ecos se perdieron
Del silencio en el pavor.
El abismo aterrador
Llevó su cuerpo a la escoria
I solo triste memoria
Quedó de aquella suicida,
Que su desgraciada vida
Se quitó por una historia.

  ¡Pobre mujer que transita
Huérfana, entre los abrojos,
Con un cuadro ante sus ojos
Que a llorar siempre la incita!
Como emanacion bendita
Del Supremo que la creó
Sola levanta su voz,
Cuando se dirije al cielo
Pidiendo a Dios un consuelo
¡Piedad implorando a Dios!

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La entrega de la Puna de Atacama
Fallo del yanke Buchanan.—Nuestro glorioso tricolor
enlodado por el mismo Presidente de la República

  Por un injenioso plan,
La Puna dió Su Excelencia,
En las cinco conferencias
En que falló Buchanan.

  Los ilustres delegados
Que hablaron como chilenos,
Defendieron como buenos
Nuestros derechos burlados.
Mas, cuando vió los tratados
El árbitro Buchanan,
Solo consagró su afan
A robar sin que haya guerra
I desmembrar nuestra tierra
Por un injenioso plan.

  Hoi el primer mandatario
De nuestra propia nacion,
A la Patria hace traicion
Como el mas ruin presidario.
En este caro santuario
Cuna de nuestra existencia,
Negociados e indecencias
Se cometen por do quier
Ya que en un tratado ayer
La Puna dió Su Excelencia.

  Cualquier corazon chileno
Arde en justa indignacion,
Al ver tan negro baldon
De nuestra Patria en el seno;
Del odio el mortal veneno
Destroza nuestras creencias,
Al ver esas exijencias
Que menguaron una a una
Las tierras de nuestra Puna
En las cinco conferencias.

  Dentro de diez o quince años
Juan Fernández, Quiriquina
Seran islas arjentinas
Por obra de sus engaños;
Mañana pueblos estraños.
A conquistarnos vendrán
I airados maldecirán
Los hijos nuestra memoria,
Recordando aquella historia
En que falló Buchanan.

  Pueblo viril i valiente
De justa i eterna fama:
¿Cómo el pecho no te inflama
Este corrompido ambiente?
¿I si indignado te sientes
Cómo no alzas la cabeza?
Por qué abates tu entereza
De todos reconocida?
¡Despierta, pueblo a la vida
Que la inaccion es bajeza!!

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Crimen en la calle del Puente
UN LOCO APUÑALEA UNA MUJER
COMENTARIOS

  Un tal Segundo Ramirez
En la misma calle Puente,
Entre un concurso de jente
Apuñaleó una mujer.
Este crimen espantoso
Tiene a muchos admirados
I reclaman consternados
El castigo del cruel.

  El criminal es un loco
De facultades perdidas,
A causa de la bebida
Que produce tanto mal.
El doctor que lo examina
Dice que no es responsable
De lo que hizo el miserable
En un instante fatal.

  No tiene ningún rencor
Con la víctima que llora
I entre lágrimas implora
Compasión para el hechor.
Este a su vez grita i dice
Que tanta sangre derrama,
Porque a esa mujer la ama
Con el mas inmenso amor

Pero tambien se ha probado
En la judicial querella
Que ni él conocia a ella,
Ni ella conocia a él,
La víctima es de Rancagua
I vino la otra semana
A visitar una hermana
Que es sirvienta de un hotel.

Como es natural en Chile.
Siendo pobre los actores,
A la cárcel los hechores
I la herida al hospital!
Aun cuando el idiota sea
Un loco ya rematado
I se encuentre comprobado
Que el pobre no es criminal.

En cambio los Matta Perez,
Los Frascara i los Viniegra
Tienen la historia mas negra
I en el presidio no están
¡Ai de los pobres que en Chile
Una chaucha escamotearon!
Mas, los ricos que robaron
A pasear a Europa van!!!

NOTA con esto número principiamos
una serie de ediciones de versos del poe-
ta JUAN MAURO BIO-BIO.
Pedidos al administrador.
       E. Jaña.— Correo 3,
  SANTIAGO

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Próximo fusilamiento en Iquique
EL REO SALDIAS ES
CONDENADO A MUERTE

  Mató a bala a un capitán,
Há tiempo Amador Saldías;
Triste fin sus fechorías
En el banquillo tendrán.

  Era Saldías soldado,
De un Rejimiento de Iquique,
Nacido en el fundo «El Huique»
De padres sobrios i honrados.
Un día salió irritado
De casa de un tal Morán;
I como las copas dán
Oleadas de sangre cruel,
Conforme llegó al cuartel
Mató a bala a un capitán.

  Carlos Marquez se llamaba
El capitán en cuestion,
Que la tropa con razon
Por su zaña detestaba.
Con frecuencia castigaba
Con prisión de mes o días;
I el sable con mano impía
Mas de una vez descargó;
Por eso es que lo mató
Há tiempo Amador Saldías.

  Víctima de triste suerte
I mui léjos de su tierra,
En el Consejo de Guerra
Se le condenó a la muerte.
Una sentencia le advierte
Que dentro de pocos dias,
Solo tendrá en su agonía
Miserias, llantos i afán
Hasta el dia en que tendrán
Triste fin sus fechorías.

  Hoi confirmó la sentencia
La Corte de Apelaciones;
I con tiernas oraciones
Pide al Supremo clemencia;
Negada ya la induljencia
Los deudos le llorarán
I al infeliz lo verán
Con grillos el triste dia,
En que fin sus fechorías.
En el banquillo tendrán.

  Contempla el cuadro, lector,
Que su pobre hogar presenta:
La madre que se lamenta
Piedad rogando al Señor!
El grito desgarrador
De su atribulada esposa
Que a la Virjen, fervorosa,
Pide a grito compasion,
¡La triste desolación
En la desgraciada choza…!!

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Guitarrazos
(Versos de amor)

  La barca de los cantores
Lleva por faro tus ojos
Por bonanza tus amores
Por tempestad tus enojos.

       I

  Yo soi el poeta errante
Que va a cantar a tu puerta
Cuando la aurora despierta
En brazos del tal, su amante.
Yo soi el que delirante
Pasa sumido en dolores
Sin tener en sus rigores
De amor un acento blando
Con mi réjia lira mando
La barca de los cantores.

  Yo soi el pobre viajero
Del desierto de la vida
Que sin huella conocida
Va tras la luz de un lucero.
Soi el triste cancionero
Que atravieso los abrojos
Con los piés de sangre, rojos
Buscando paz i bonanza
La nave de mi esperanza
Lleva por faro tus ojos.

       II

  Tú eres cándida avecilla
Que liba entre los jardines
El cáliz de los jazmines
I pétalos de florcilla.
Tú llevas en la mejilla
La frescura de las flores
I en tus ojos los fulgores
De los soles del verano
Tiene mi fé en mar humano
Por bonanza tus amores.

  Eres la musa que inspira
Al poeta en sus veladas
En esas noches pasadas
Pulsando la tierna lira.
Mi alma en el altar delira
En que me postro de hinojos
Con los helados despojos
De una ilusión que murió
Mi barca siempre temió
Por tempestad tus enojos.

       III

  Yo soi arroyo escondido
En poética pradera,
Tú eres el mar donde impera
Ronco e imponente ruido
Eres un laud perdido
En los rincones del mundo
Yo soi el canto profundo
Que del silencio en la calma
Penetro al fondo del alma
I de armonías lo inundó.

Pedidos por cartas: Correo 3—JUAN MAURO BIO-BIO

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Artillería poética
(Fuego a Meneses)

  Con inmundas groserías
No se contestan razones:
Una cosa son canciones
I otras son tus porquerías.

  Tu sable está mui mohoso
Para combatir conmigo
Cuando es grande el enemigo
No lo mata un achacoso.
Si cantando victorioso
En el palenque te erguias
Hoi han cambiado los dias
I en esta hermosa jornada
Te bates en retirada
Con inmundas porquerias.

  Afina tu guitarron
Que lo siento destemplado,
Si no quieres, derrotado,
Salir de esta ruda accion.
Tiempo há que perdiste el son
En las torpes inbraciones,
De esas cuerdas que, a tirones,
Tocas con dedos tullidos;
I sabes que con ladridos
No se contestan razones.

  Te encuentras, Daniel, de baja;
I en este fatal olvido
Cualquier cantor entendido
Tus versainas te trabaja.
Tu sable ya no baraja,
I tu pluma en los rincones
La han comido los ratones,
I tu bestia está con riendas
Talvez, para que comprendas
Que una cosa son canciones.

  Tu voz está mui gangosa
I de mui poco te espantas;
Hoi rebuznas, cuando cantas,
I ahullas si hablas en prosa.
Ya se murió aquella rosa (1)
Que te dictó poesías,
I hoi en nocturnas orjías
Te revuelcas con perversos:
Una cosa son mis versos
I otra son tus porquerias.

  Yo tambien, al concluir,
Te sobaré la badana
Con la penca araucana,
Que a tantos ha hecho huir.
Cuando vayas a morir,
Te encargo, i en ti confío,
Me dejes el dulce avío,
A quien llamas «mi mujer»
I te la sabra querer
Tu Juan Mauro Bio-Bio.

1 Rosa Araneda.

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Escenas de la antigua Roma
(Crueldades de Neron)

  Neron, hijo de Agripina,
Mujer envenenadora,
Derramó la sangre a mares
Como emperador de Roma.

  Manchó por la vez primera
Con sangre su impura mano,
Envenenando un hermano,
Con la zaña de una fiera;
A Octavia, su compañera,
por un capricho asesina;
I en todas partes fulmina
El rayo de su locura.
Es de tigre, fiel hechura,
Neron hijo de Agripina

  Su misma madre cayó
Bajo su salvaje instinto;
I de un modo mui distinto,
Tambien, con ella, acabó.
A sus soldados mandó
Que dieran muerte traidora,
A la mujer que en mala hora
Dominarlo pretendiera;
¡Digno fin de la que fuera
Mujer envenenadora!

  Bajo su fatal reinado
Mártires fueron los buenos;
Fuegos, puñales, venenos
Eran leyes del malvado.
El cristiano era quemado
Para alumbrar sus hogares
I en las garras de jaguares
Como corderos morian;
I del monarca decian:
Derramó la sangre a mares.

  Seneca, Burro, Lucano,
Corbulon, Vindex, Británico,
Fueron muertos entre el pánico
Del pobre pueblo romano.
Por mandato del tirano
En la ciudad, fuego asoma,
I a su llama se desploma
Un imperio envrabecido,
Bajo el pié del Tigre unjido
Como emperador de Roma.

  Cayó del poder Neron,
Por Virjinio, derrotado,
I en su refujio encerrado
Ve lo que es una prision,
Vacilante su razon
Dice en acento profundo:
—Si hoi dia el acero me hundo,
No es porque el pueblo se espante!
Cuando mañana no cante
¡Que artista perderá el mundo!!

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¡Un cuyano me contesta!
VEAN MIS LECTORES

       A Juan Bio-Bio

  Yo, tambien, me llamo Juan
Señor cantor Bio-Bio;
Tiene usted nombre de rio
I no me asusta su afan.
Aquí criticando estan
Que al oeste de la andina
Toda la chusma se inclina
Ante un cantor araucano,
Que atropella, como insano,
Un cantor de la Arjentina.

  Yo tengo buena guitarra;
I aunque no ando con ojotas
Tambien sé arrancarle notas
Para callar su chicharra.
Si usted conmigo, se amarra,
Verá que no soi versero;
Soi poeta cancionero
Que no temo a ningún roto:
Si quiere darme su voto
Yo me llamo

       JUAN ROMERO.

Mendoza, 1889.

       CONTESTACION

  Al nombrar a Bio-Bio
Hai que sacar el sombrero.

  Yo me llamo, tambien, Juan
I aquí, por esto, no embroman;
Por donde las dan las toman
Por donde toman las dan,
Si allá pelándome estan
No me da calor ni frio;
Yo de los gauchos me rio.
Al ver que tanto se ajitan,
Cuando el sombrero le quitan
A Juan Mauro Bio-Bio.

  Yo soi el roto valiente
Que en los campos de Chorrillos
Hizo morder el polvillo
A la boliviana jente.
Si la guerra de repente,
Estalla con los cuyanos
A pesar de ser hermanos
El roto demostraria
Que jente de Araucanía
Son guerreros espartanos.

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