LA COSTURERA

  Dale vuelta ruedecita
Dale vuelta con afan
Mientras leo la cartita
Que me ha escrito mi galan.

  Aunque en falso en la costura
La agujita va a pasar
No lo temo, no me apura:
¡Soi feliz en el amar!…

  Es preciso cuide atenta
La mirada del patron;
Si otra floja me echa en venta.
¡Ai! Le coso el corazon!…

  Soi feliz por la mañana
Mi galan puedo… mirar,
Dale vuelta rueda ufana
Que yá luego va a pasar.

  ¡Ai! Ya pasa, señas me hace,
Pero… mirame el patron…
Es mejor que yo me case
Y asi pierda… la ilusion.

  Me señala una cartita…
Esto va acabar mui mal.
Y el patron que no me quita
Sus miradas de zorzal.

  Mi querido, disgustado
¡Ai! Conmigo debe estar!
Pobrecito, habrá pensado
Que no quiero… contestar.

  La ansiedad me vuelve loca,
No poderlo yo seguir…
Para ver si se equivoca
¡Ai! A qué hora iré a salir!…

  Dale vuelta linda rueda
Dale vuelta un poco mas,
¡Maldición! que yo no pueda
Ver su carta ¡por san Blas!

  ¡Triste suerte! siempre terca,
No descanse núnca yó!…
El patron a mí se acerca
¡Ardió Troya!… me pilló!

  Mas, el hilo tiembla en vano
Al entrar al carretel!…
Tenga firme yo la mano
Y al… Olimpo voi con él…
  Es preciso cuide atenta
La mirada del patron
Si otra floja me echa en venta,

¡Ai! Le coso el corazon!…

       TULIPAN ROJO.

Enero de 1888.

Imp. de La Patria-88-16735

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IMPOSIBLE

  Te ví y al verte tan pura
Fascinado te seguí
Y por amarte, ¡locura!
El cáliz de la amargura
Hasta las heces bebí.

  Pasastes ante mis ojos
Cual vaporosa vision
Y en mi pecho una pasion
Ardió.. Te juro de hinojos
Fué mi primera ilusion!

  Me atormentó dia a dia
Un amor irresistible,
Do miraba te veía!
Pero, desgracia la mia!…
Ai!.. amaba un imposible!…

  Te daba un inmenso amor
Tan puro como la brisa
Que suave mece a la flor
Y pedia una sonrisa
De tus lábios… ¡Qué candor!…

  Yo era pobre, no tenia
Dinero, ni posicion,
En mala hora creía
Que tu amor correspondia
Mi desgraciada pasion.

  Mi pasion te declaré
(¡Noche aciaga, te maldigo!)
Contestastes no sé que…
Desde entónces empecé
De tu amor a ser mendigo.

  Y por tu conocimiento
¡Dios mio! cuánto sufrí!
Maldito sea el momento
En que yo te conocí:
¡Tú causastes mi tormento!…

  No me maldigas, mujer,
Si de ardiente amor rendido
A tus plantas he caido!
Yo no he sabido que hacer
Mi desgracia me ha perdido!…

  Me atormentó dia a dia
Un amor irresistible!…
Do miraba te veía,
Pero, desgracia la mia!…
Lo que amaba era imposible!…

  Altiva por mi ventana
Con mucha frecuencia pasas;
Al verte yo tan ufana
De seguirte me dá gana
Y… pienso en mis calabazas!.…

       TR.

Valparaiso, Enero de 1888.

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EL FUSILAMIENTO

  En la mañana el bandido
Belarmino Ponce estaba
Tranquilo; no contestaba
Si nó con mero sonido…
Mejor hubiera qu[eri]do
Que no lo interr[ogar]an
Y que no lo mole[sta]ran.
El ultimatum leyéronle
Y al banquillo condujéronle
Para que lo fusilaran

  Resuenan lúgubremente
En los pátios y paseos
Los grillos de algunos reos
Vestidos mui pobremente,
Ponce está tranquilamente
¡Ai! La sentencia escuchando
Con grandes ojos mirando
Aquel inmenso jentio;
¡No siente calor ni frio!
¡Parece lo están casando!…

  Concluida la lectura
Lo exhortan los relijiosos;
El con ojos mui rabiosos
Matar sin duda procura
A sus guardianes ¡locura!
Cuando el padre Capdevila,
En quien la bondad se asila,
¡Ai! Le echó su bendicion,
La hiena sin corazon
Su fin cerca no horripila!

  En el banquillo sentado
Está y la guardia ya lista,
Ya se le venda la vista
Y se queda sosegado…
La descarga ha resonado,
Dió la seña el oficial
Cual costumbre en caso tal;
El cuerpo apénas se mueve
Con movimiento mui leve!
Concluyó un hombre de mal!

  Adelantóse un sarjento
Y el golpe de gracia dió,
De nuevo el cuerpo saltó
Y… quedó sin movimiento.
Mui triste el fusilamiento
Fué, pues causa horror, señores
El pensar que los doctores
Al podre Ponce salvaron
Y en seguida lo entregaron
¡Ai! A sus fusiladores.

  La conducta que observó
Belarmino en su prision
Fué la de hombre sin razon,
Núnca a nadie respetó
Núnca a nadie obedeció,
A todo el mundo insultaba
Si lo hablaban contestaba
Con mil insultos soeces!
Echaba al diablo a sus jueces!
Ni al alcaide respetaba!

       TULIPAN ROJO.
Enero de 1888.

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SU PRISION

  El bandido Belarmino
Ponce será ejecutado
Por haber asesinado
A su querida… ¡asesino!

  El juez del crimen, primero,
A muerte lo condenó
Y el consejo confirmó
Ese fallo justiciero.

  ¡Lo tiene bien merecido
Porque ha sido tan malvado!
En el Hospital ha estado
Algún tiempo este bandido;

  Sin duda creyó, ¡estafermo!
Que fácilmente algún dia
Del Hospital huiría
Y al punto finjióse enfermo.

  Pero tanto finjimiento
Púsole a cuatro las peras:
El pobre enfermó de veras
Lo acosó el remordimiento!

  Pobres monjas! cuántas veces
Fueron cubiertas de injurias
Apaciguando las furias
De Ponce contra sus jueces!…

  Que parecia una fiera,
(Sor Javiera me contaba,)
Cuando Ponce blasfemaba
Contra la América entera.

  Decia: démen la muerte
Y no me tengan sufriendo
Lentamente sucumbiendo
A los golpes de mi suerte!…

  Blanca espuma vomitaba,
(Sor Felicidad, decia.)
Cuando Ponce maldecia
Al doctor que lo cuidaba.

  Al poco tiempo sanó
Y a la cárcel lo llevaron,
Donde varios intentaron
Fugarse, Se descubrió.

  El complot; vieron entónces
Que el promotor principal
De todo aquel bacanal
Era: Belarmino Ponce!

  Cuatro dias en capilla,
Cuatro soldados al frente
Y… acaban próximamente
Con una oveja sencilla.

  ¡Como es posible se asile
En tan jóven corazon
Tan grande depravacion
Que el morir no le horripile?

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EL CRIMINAL

  Un nuevo fusilamiento
Tendremos pronto, señores,
La plaga de malhechores
Hoi toma mucho incremento;
Pero si el mal va en aumento
Los jueces lo estirparán
Con ahinco y con afan
Cual tienen la obligacion,
Por esta misma razon
A Ponce fusilarán.

  Voi a hacer mui brevemente
Aquí un pequeño relato
Del atroz asesinato
Que la justicia, inclemente,
Castiga próximamente:
Una querida tenia
Belarmino, en ese dia
A pasear la convidó,
Diz que con ella llegó
Hasta la Cabriteria.

  Cuando de vuelta venian
Al café Andes se pasaron,
Mui tranquilos se tomaron
Algunas copas, habian
Andado mucho, tenian
Sed, Socorro se acostó,
Luego dormida quedó;
Ponce continuó bebiendo,
Cuando estaba amaneciendo
A la RodrigueZ mató.

  Con una daga sació
Su venganza aquel bandido;
La víctima ni un quejido,
Ni un grito siquiera dió!
El cadáver destrozó
Con un ahinco de fiera,
Le separó la visera;
¡Cuánta infamia, vive Dios!
Puñaladas treinta y dos
Le dió para que muriera.

  En seguida llamó al mozo,
Pidió cerveza, bebió
Y tranquilo se acostó;
Aquel quedó malicioso
Y aunque es malo ser curioso
Miró,… distinguió el pastel,
[  ]ó al dueño del hotel.
[  ]es a la policia…
[  ]tras tanto dormia
[  ]oncel

[  ]Rodriguez era
[  ]ombre de la querida,
El al quitarle la vida
De tan aleve manera
No fué por una friolera:
Tenia celos, dudaba,
Creía que lo…… que amaba
Algún tercero tenia
Matando se acabaria
La bolina, y … la mataba.

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