SALE COLON DE ESPAÑA
(DESCUBRIMIENTO DEL NUEVO MUNDO.)

Bendita la gran memoria
De la incomparable reina
Que al fin tras de lucha tanta
Su anhelo cumplido viera
Solo una mujer sublime,
Solo una mujer como ella,
Medir en su álma podia
Lo grandioso de la empresa.

De Cádiz allá en la rada
Hai ya tres naves pequeñas
Decidida jente osada
Tambien a la obra se apresta
Y llega por fin el dia,
El 11 de Agosto, fecha
En que las playas de España
Aquellas tres naves dejan.
PINTA juntamente y NIÑA
Y SANTA-MARIA bella,
Asi llamáronse entónces
Las famosas carabelas.
¡Qué dia aquel ! pueblo y reyes,
Una multitud inmensa,
Fijos, clavados los ojos
En las naves que salieran;
Los mas tomando a locura
El seguir una quimera,
Sin creer que mas allá
Se alzara una virjen tierra;
Plazas llenaban y calles,
Y entre fábulas diversas
Esclamaban: «pobres jentes;
¡No volveremos a verlas»!
Pero la Reina Católica,
La noble Isabel primera,
Al ver partir a sus naves
Vió llegar su gloria eterna.…
Se habia grabado en su alma
La intuición sublime y bella
Que a pocos mortales cede
Dios en su bondad suprema,
Ya van mui lejos los barcos
De aquellas costas iberas:
Con rumbo cierto y seguro
Hacia Occidente navegan.
Tranquilas siguen la ruta
Que Colon en su cabeza.
En sus cálculos y sueños
Sobre el oceáno escribiera
¡Brisas amigas, inflad
Blandamente las tres velas!
¡Ondas del mar, siempre airado,
Guardad vuestra furia horrenda!
¡Que en dulce paz se deslicen
Las débiles carabelas!
¡Cuánto amor! cuánta esperanza
Ellas en su seno llevan!
Así las naves dichosas
Por esa líquida senda
Tornarán pronto a sus playas
Acaso de gloria llenas!

Dios de los soberbios vientos!
En las profundas cavernas
Esta vez aprisionadlos
Con ferreas duras cadenas
Esos leños cuyas lonas
A la interperie se entregan
Cual garza que abre sus alas
Y el aire rasgando vuela;
Son las naves de Colon,
Son las naves de una reina:
En busca van de otro mundo:
¡Que lo hallen! que pronto vuelvan!

Pero van y vienen dias
Y un mes y el otro comienza;
Y al par que el tiempo volando
Mas de España las aleja;
La jente que el gran piloto
En sus carabelas lleva.
Duda, vacila medrosa,
Recapacita, interpela.
Colón, con la luz del jénio,
Su mente en lo grande puesta;
Tranquiliza aquella tropa
Que va tornándose incrédula.
Trascurren siempre los dias:
Un nuevo conflicto llega:
Los súbditos del piloto
Hacerlo volver intentan.
Y cambian frases y dichos
Y murmuran cuchichean,
Perdida ya la esperanza
De encontrar la rejion bella.
Y casi todos, a una,
Con desmedida insolencia
A su Jefe y Almirante
El pronto regreso ordenan.
Mas otra vez el marino,
Alumbrado por su ciencia
Por la conviccion profunda
Que todo sábio revela:
—«Esperad, jente, le dice;
Un dia mas de paciencia:
¡Un premio ofrezco al primero
Que lance el grito de: ¡tierra!

¡Un dia mas! Corto plazo
Que el mismo Colon se diera.…
¡Y plazo para dar cima
A una obra tan estupenda!
Mas ¡oh felices augurios
¡Oh consoladoras señas!
¡Ya flotan sobre las aguas
Ramas de árboles diversas!
Y por el aire liviano
Estrañas aves revuelan,
Como aves del Paraiso,
Como inocentes viajeras.
Ráfagas llegan cargadas
De armonías y de esencias,
Como anunciando rejiones
De primaveras eternas!

Era una noche tranquila
El 11 de Octubre era:
Cuatro siglos nos separan
De tan memorable fecha.
Sobre la llanura líquida,
Hinchadas las blancas velas.
Miéntras la onda salada
Plácidamente las besa;
Las naves van de Colon
Con quilla arrojada y cierta,
Avanzando al Occidente,
De Dios ante la presencia.
El insigne navegante
Firme está sobre cubierta:
Sereno sobre la popa
De su débil carabela.
Nadie duerme aquella noche
Llamada noche suprema:
Cada uno dar aguarda
Del alma la Voz primera.
Colón, que ni un solo instante
Timón y brújula deja;
Que ya del mundo soñado
Parécele que se adueña:
Allá por el horizonte
Una luz algo contempla
Mas temiendo que del mar
Sea una fosforescencia
Cauteloso y reservado
Solo a dos dice la nueva
¡Una luz! visión no es!
¡Ah! ya tienen la creencia.…
¡Aurora eterna de Octubre!
Alza tus velos, despierta.

Sonrie esa dulce aurora.
Y como nunca tan bella
Con resplandores no vistos
Con galas de primavera
Alumbra el mundo encantado;
Este mundo que cual perla,
Cual joya, cual esmeralda
Llamaron virjen América
Y al par que esplosion de luz
La dulce alborada hiciera
Un jigante cañonazo
El grito anunció de: ¡Tierra!

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