El diecinueve de Enero,
En Linares, mis lectores,
Unos cuantos salteadores
Saltearon a un caballero.
Con sus rifles recortados
Llegaron los criminales,
I otros llevaban puñales
Grandes i bien afilados;
Estos iban preparados
A dar el golpe certero,
Creyendo que harto dinero
Habia adonde fueron:
Por eso el salteo hicieron
El diecinueve de Enero.
Descerrajaron la puerta
Porque la hallaron cerrada
No crcan que es bufonada,
Esta es la verdad cierta.
Lo que la vieron abierta
Entraron esos señores
Sembrando espanto i horrores
En dicha casa al momento,
I sucedió lo que cuento
En Linares, mis lectores.
La mujer se levantó
Del lecho mui asustada
I la pandilla malvada
Con balas la recibió:
Herida al suelo cayó
Presa de agudos dolores;
Entre ayes i clamores
Se encomendaba a María.
La hicieron dar su agonía
Unos cuantos salteadores.
Solo el esposo escapó
De los brazos de la muerte,
Gracias a su buena suerte
Que no lo desamparó;
Ningún balazo tocó
Aquel dia, me refiero;
I el bandalaje altanero,
Cual devorador veneno,
Por interés de lo ajeno
Saltearon a un caballero.
Al fin, los andan siguiendo
Por ver si los toman preso
Para seguirles proceso.
De ver lo que están haciendo,
Yo que hablando no me entiendo,
Desenredaré el enjambre:
Solo ha quedado el pelambre
En el pueblo, mis lectores:
Nadie hoi dia, señores,
Se quiere morir de hambre.
DANIEL MENESES
POETA NORTINO, Morandé, 8-A
