Jesús
MARCHANDO CON LA CRUZ A CUES-
TAS EN DIRECCION AL GÓL-
GOTA.

       Contrarrestado

  Llega Nuestro Salvador
A donde el Judío Errante,
Pidiéndole suplicante
Que le conceda un favor.

  La noche del prendimiento
Ya Jesucristo sabía
Que iba a llegar su agonía,
I siempre estuvo contento.
Sin pensar en el tormento
Oró por el pecador;
Con santo i divino amor
Salió de donde Caifás,
I a la presencia de Anás
Llegó Nuestro Salvador.

  Estaba en el Huerto orando
Con Pedro, Juan i Santiago,
Cuando recibió el mal pago
Que allí lo estaba esperando.
Sin suber cómo ni cuándo,
Del enemigo triunfante
Júdas venia delante,
Que era el que lo iba entregar,
I Él así pudo pasar
A donde el Judío Errante.

  Pilatos, traidoramente,
Le firmó la cruel sentencia
Al Redentor, sin clemencia,
Por darle gusto a la jente,
Sabiendo que era inocente
Aquel Dios sin semejante.
Fatigado i anhelante
Entre su martirio cruel,
Se atracó donde Samuel
Pidiéndole suplicante.

  La primer vez que cayó
Fué a los cuatrocientos pasos,
I apoyándose en sus brazos
Humilde se levantó.
María, cuando lo vió,
Clamó con tierno fervor
Al infinito Hacedor;
Según lo que aquí interpreto,
Pedia, pues, en secreto
Que le conceda un favor.

  Al fin, con mucho sufrir
Llegó al lugar del destino
Moribundo, el Unitrino,
Donde ya iba a morir.
Dijo: yo he de revivir
Despues que esté sepultado.
Para ser glorificado
Estos tormentos prefiere:
Por eso, en cuanto hombre, muere
Al fin en la cruz clavado.

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