Contrarresto a lo divino

  Llegó Nuestro Salvador
Al pié del Calvario i dijo:
Aquí fenece el mal hijo,
Inundado de sudor.
Fué potente su valor:
En el madero sangriento
No se le sintió un lamento
A aquel Dios tan justo i bueno.
Tranquilo estaba i sereno
La noche del prendimiento.

  A donde el Judío Errante
Llegó el humilde Jesus:
Cargando la enorme cruz,
Iba casi agonizante.
Con un dolor incesante
María, triste llorando,
Vió que lo andaban buscando,
Se enternecia por eso;
Cuando lo tomaron preso
Estaba en el Huerto orando.

  Pidiéndole suplicante
Se allegó con tanta fé:
Agua quiero, tengo sed,
I dámela en el instante;
Pero aquél hombre ignorante
Le dijo al Omnipotente:
Pasa de aquí prontamente,
Que de atras te sigo yo,
A donde te destinó
Pilatos traidoramente.

  Que le conceda un favor
Por cariño o por piedad,
Ya que con tanta crueldad
Mortifican al Señor.
Mas se aumentaba el rigor
I todo Él lo soportó;
Nadie se compadeció
Ni por verlo mal herido;
Iba tan desfallecido
La primer vez que cayó.

  Al fin, en la cruz clavado,
Sufriendo un suplicio atroz,
Murió por el hombre, Dios,
De piés i manos atado
En el madero sagrado
Sin poderse resistir.
No hai pluma con qué escribir
Su vida, i el blanco lirio
Así acabó su martirio
Al fin con mucho sufrir.

Ver lira completa

image_pdfConvertir a PDFimage_printImprimir

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *