Gran desrielamiento
del espreso entre Peña-
blanca y Quilpué.
MUERTOS I HERIDOS

  Un atroz desrielamiento
Hubo entre el puerto i Santiago:
Cansó un terrible estrago
Que horroriza el pensamiento.

  Yendo el espreso de viaje,
Al llegar hácia Quilpué,
En un terraplen diré,
Se dió vuelta cual celaje.
Los que pagaban pasaje
En primera, en rico asiento,
En ese fatal momento,
Sin saber los pormenores,
Iban a tener, señores,
Un atroz desrielamiento.

  Salió a las seis de la tarde
En marcha a Valparaiso,
I tuvo como preciso
El atraso el mas cobarde,
Sin hacer ningún alarde
La esplicacion les hago;
No digan que esto es amago,
Ni pongan por imposible
Que el siniestro mas horrible
Hubo entre el puerto i Santiago.

  Tristeza me da decir
I de contar me horrorizo.
Cuando se oyó de improviso:
¡Ai, que vamos a morir!
Mas bien para no mentir
Yo, cuando el trasporte pago,
No subo con mucho halago.
Le digo aquí del suceso:
Tocante lo del espreso,
Causó un terrible estrago.

  Despues de que ya cayeron,
Para aumentar mas la ruina,
Solo con la parafina
Ocho carros se prendieron.
No sé los que allí murieron,
Por eso es que no les cuento.
Hasta aquí yo no les miento
En lo que les cuento yo:
Dicen de lo que se vió
Que horroriza el pensamiento.

  Al fin, despues de quemados,
Decirlo es evidente,
Hallaron últimamente
Dos cuerpos carbonizados:
En tan miserable estado
Las infelices estaban,
I los que allí presenciaban
Tan pronto que las sacaron,
De verlas como quedaron
Todos se aterrorizaban.

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