El cura degollado

  Un crimen horrible i fiero
En Iquique sucedió
Por manos de tres bandidos
Ha sido lo que refiero

  Oyendo a confesion un cura,
A confesar un paciente
Salieron los delincuentes
Dando muerte al alma pura.
Mui pronto a la sepultura
Lo echaron por el dinero
I con un puñal de acero
Uno de ellos le pegó
Donde ahí se ejecutó
Un crímen horrible i fiero

  Un tal Fidel Alarcon
Fué el mencionado, i no falto
Aquel que le dió el asalto
Al siervo en esta ocasion
Lo hicieron pedir perdon
Angustiado i aflijido;
Al cielo dió su jemido
A donde su padre amado
I el hecho tan desgraciado
En Iquique sucedió.

  En seguida acometió
Otro de la misma fama
Llamado Pedro Lizama
Que al párroco victimó;
Todo el pueblo se alarmó
En los casos ocurridos;
Uno de los mas impíos
Le dió aquel trance tan fuerte,
Fué ocasionada la muerte
Por manos de tres bandidos.

  Despues otro contendor,
Por nombre Cecilio Vargas
Le hizo la última descarga
Al cura con gran rigor
Cuando se sintió el clamor
Vino el auxilio lijero,
Encontron por primero
La sangre en aquella calle,
I del norte en aquel valle
Ha sido lo que refiero.

  Al fin causó mucho espanto
Esta cruel alevosía
De la sangre que corria
Del eclesiástico santo;
Por eso me empeño tanto
I publico este mensaje;
La crónica i su coraje
Que conmigo se querella
Para seguirle la huella
A este cruel bandalaje

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