El íris de la bonanza
Con el espacio azulado,
El rubio sol de la esfera
Deja el campo perfumado.
Cuando el huracan revienta,
Son señas de temporal;
Hácia en la zona oriental,
Con gran furia se presenta.
Aumentando la tormenta,
Precipitado se avanza,
Corriendo hasta donde alcanza,
Humedeciendo la faz;
Pero aparece de atras
El íris de la bonanza.
El norte da su querella
Al sur, que corre veloz,
Bramante, fuerte i atroz.
Del monte Armenio a una estrella
Deja la visible huella
Sobre algún punto elevado.
El aire aterrorizado,
Cortando el espeso gas,
I sale el arco de paz
Con el espacio azulado.
La valiente travesía,
Al marchar con aquilon,
Corta por elevación,
Batallando con porfía;
Despues que lo desafía
Se siente la sonajera,
En la mas alta ribera
Ya cuando el tiempo reposa.
Sale con luz luminosa
El rubio sol de la esfera.
Rompe la rejion boreal
En direccion a los mares;
Desde los puntos polares
Sale a su encuentro el terral;
Llega al circo tropical
Como signo mencionado,
Habiendo ya traspasado
Sus limites superiores.
Con la esencia de las flores,
Deja el campo perfumado.
Al fin, del monte sereno
El arroyuelo inocente
Corre veríficamente
Huellando el duro terreno:
La tierra le abre su seno
I ahí se va consumiendo,
Porque ella lo está absorbiendo
Con tal que no permanezca.
I ya cuando la refresca,
De nuevo sale vertiendo.
