Versos de puro amor

  Una piedra, con ser piedra,
Al golpe de un eslabon,
Da una chispa de calor,
Del mismo calor se quiebra.

  El amador que se ausenta
De su consorte adorada,
Cuando pinta la alborada,
Triste jime i se lamenta;
Un gran sentir le atormenta;
Mas si la pena le arredra,
Entre la marchita hiedra
Abatido en tiempo recio,
Siente el desden del desprecio
Una piedra con ser piedra.

  En un continuo desvelo
Ardiendo su amor en fuego,
Por ver si tiene sosiego
Alza sus quejas al cielo;
Llora sin tener consuelo
Cual valeroso Sanson;
Su angustiado corazon
En su desgraciada suerte,
Ve acercarse la muerte
Al golpe de un eslabon.

  No siente de sucumbir
El hombre por la mujer:
Nació pues para querer
Hasta vencer o mórir.
Si ve el peligro venir
Resiste por el amor.
Con el brillo brillador
Dirá al estar en conquista:
Hermosa bella, tu vista
Da una chispa de calor.

  Cuando con alma aflijida
Se apasiona el hombre a vece
I sus caricias ofrece
Al ídolo de su vida,
Porque sea su querida
Sigue del placer la hebra,
I de este modo se suhebra
El espejo cual ensayo
Dándole del fuego un rayo
Del mismo calor se quiebra.

  Al fin, cuando ya consigue
El hombre cumplir su intento,
Sigue amando mas atento
Sin que nadie se lo obligue;
Acariciando prosigue
Cuando es bien correspondido;
Aunque lo echen en olvido
No le da jamas tristeza
Ni siente por su belleza
Menoscabar su sentido.

Nota: este verso también fue publicado por Rosa Araneda en esta lira.

Ver lira completa

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