Boonen lo desafió
A duelo al jeneral Canto;
Con gran pompa i ataranto
Los padrinos le mandó.
Yendo el señor coronel
Para Cauquenes en viaje,
Leyó en el diario un ultraje
Dedicado pues para él.
Quiso rasgar el papel
De la rabia que le dió;
Permiso pronto pidió
A Su Excelencia, lector.
Para defender su honor
Boonen lo desafió.
Nuestras leyes, se orijina,
El duelo no permitieron,
I ellos a batirse fueron
A tierras de la Arjentina;
Halló el coronel su ruina
Que causó asombro i espanto;
Sumerjida en tierno llanto
Su noble esposa ha quedado,
Solo porque ha desafiado
A duelo al jeneral Canto.
El coronel valeroso
Desafió a su jeneral,
Pero la sacó tan mal
En aquel lance horroroso;
I por salir victorioso
El se embarcó sin quebranto;
Con un entusiasmo tanto
Definirse propusieron,
I de Santiago partieron
Con gran pompa i ataranto.
Los dos llevaban testigo,
Padrino i un buen doctor;
Pero Canto vencedor
Salió, como aquí lo digo.
A decir verdad me obligo
Aunque no lo he visto yo.
¡Caramba! se le turbó
A Rivera, el mui sagaz;
Creyéndose bien capaz
Los padrinos le mandó.
Al fin, distancia, al pensar,
Fueron veinticinco pasos,
I cuatro eran los balazos
Que se iban pues a tirar.
Si se llegaran a errar
Libres eran prontamente;
I hoi que ya estoi al corriente
De todo, franco repito;
Que el que era mas viejecito
Le erró i le pegó en la frente.
DANIEL MENESES
POETA NORTINO, Morandé, 8-A
