Divinísima María,
Luz i antorcha del cristiano,
Esposa de San José,
Madre del Dios Soberano.
La Vírjen de que nació
Fué pura i siempre será,
Porque el Dios de la bondá
La gracia le concedió;
Aunque despues se posó
Para tener compañía,
Los hombres con regalía
Su patrona le proclaman,
I con gran gusto te llaman
Divinísima María.
El Dios de la creacion
Te concedió tu pureza,
Inmaculada princesa,
I te dió su bendicion;
Su hijo con veneracion
Encarnó en tu vientre humano,
I fué el terror del pagano
Aquel niño tan querido,
Por eso vos habeis sido
Luz i antorcha del cristiano.
No hai en el orbe grandeza
Igual a tu santidad;
Solo en la hermosa ciudad
Resplandece tu belleza;
Es tan pura tu limpieza
Por tu castidad i tu fé,
Como en la historia se ve
Tu beatitud i poder;
Fuistes para obedecer
Esposa de San José.
Sois reina de lo creado,
Emperatriz de la gloria,
I le das como victoria
Consuelo al desventurado;
En tí nunca fué hospedado
Ningún pecado mundano;
El ánjel desde temprano
Veló por tu concepcion,
I fuiste por permision
Madre del Dios soberano.
Al fin todo ser viviente
Por madre a tí te tomó,
Desde que te conoció
Hasta la época presente;
Tú te has mostrado clemente
Con el anciano i moderno;
Siempre tu cariño es tierno
Con todos, lo considero,
I librame a mí, si muero,
De las penas del infierno.
