En el cuartel de Injenieros,
El Sábado ántes pasado,
Un soldado embriagado
Victimó a su compañero.
Se llama Floriano Infante
El autor de la trajedia,
Que como a las once i media
Se hizo el mas repugnante.
El licor es el causante
De los crímenes tan fieros.
En estos momentos peros
Digo con gran sentimiento,
Que sucedió lo que cuento
En el cuartel de Injenieros.
Al centinela ese dia
Le disparó dos balazos,
Lijero i a pocos pasos,
I con mala puntería.
Al ver tanta cobardía
Arrancó desesperado
Hácia la cuadra asustado,
Diciendo favorezcanmé;
I sucedió lo que sé,
El Sábado ántes pasado.
Mujica, sin saber cómo
Fué herido traidoramente
Por aquel hombre insolente,
Recibió el helado plomo.
Como inocente palomo
Cayó al suelo desplomado.
Por la bala atravesado,
¡Qué dolor no sentiría!
Lo hizo dar la agonía
Un soldado a otro soldado.
Cuando el tiro se sintió,
Con la mayor armonía,
Por ver lo que sucedía
Toda la guardia corrió.
I al pensar en esto yo,
De pena me desespero.
I pensando considero
En los versos que aquí escribo:
I creo sin motivo
Victimó a su compañero.
Al fin, también otro herido
Quedó ¡qué barbaridad!
I mui pronto pasará
A la mansion del olvido.
El asesino detenido
Se encuentra ya sin clemencia
Esperando la sentencia,
En su oscuro calabozo;
Se encomienda el pobre mozo
Al mismo Dios de la ciencia.
DANIEL MENESES
POETA NORTINO, ZAÑARTU, 14
