La buena muerte
DEL QUE MUERE ARREPENTIDO

  La muerte me halló propicio,
Aun tengo hoi felicidad;
Entraré a la eternidad
Por las puertas del suplicio.

  Un prisionero feroz
Condenado fué a morir,
I mui pronto iba a sufrir
El martirio mas atroz.
I todo él lo ofrecia a Dios
Como único sacrificio,
I hoi me llamará a juicio
Al supremo tribunal;
Para este lance fatal
La muerte me halló propicio.

  Quise pagar con la vida
El delito mas enorme,
I es justo que me conforme
Por haber sido homicida.
Venga la parca atrevida
I a la mayor brevedad
Ejecute su crueldad
Dándome funesta muerte,
Porque morir de esa suerte
Aun tengo hoi felicidad.

  Si Cristo murió inocente
Enarbolado en la cruz,
No te olvides, buen Jesus,
De mí, que soi delincuente.
Justo Dios Omnipotente,
Inmenso mar de bondad,
Ten de mi alma caridad
Por tu infinita pasion,
I con vuestra bendicion
Entraré a la eternidad.

  Gloriosa Vírjen María,
Hija del Eterno Padre,
A vos, compasiva Madre,
Encomiendo el alma mia;
Tú, que sois segura guia
Del que implora tu servicio,
Como último beneficio
Permitidme, Virjen tierna,
Entrar en la gloria eterna
Por las puertas del suplicio.

  Al fin, cuando ya marchaba
A la celda miró veloz,
Encomendándose a Dios,
El santo Cristo tomaba
En sus manos i besaba
La Cruz, madero sagrado,
Del Cordero inmaculado;
I el que mas culpable ha sido,
Cuando muere arrepentido,
Es, sin duda, perdonado.

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