Reflexiones
de una agonizante
A LO DIVINO

  Mi mente está prisionera,
Mi corazon en la audiencia,
Mi alma en los tribunales
Aguardando la sentencia.

  Desde que caigo a la cama
Grave de una enfermedad,
Veo con tanta humildad
Que a juicio el Señor me llama.
De mis ojos se derrama
Una lágrima lijera.
Con sonrisa lisonjera
Pienso de quedar inerte;
I en los brazos de la muerte
Mi mente está prisionera.

  Si me llego a levantar
Del lecho, siento gran gozo;
Alabo al Dios poderoso
Porque me dejó sanar.
No tendré con qué pagar
La deuda a la Omnipetencia;
Ver que me tuvo clemencia
La ensalzo i digo en verdad,
I en sueño veo que está
Mi corazon en la audiencia.

  La inmaculada María
La vide bajar del cielo
A cubrirme con su velo
I a estar en mi compañía.
Cuando estuve en agonía
Terribles fueron mis males,
I ella con los celestiales
Risueña me consolaba;
I en esa hora se hallaba
Mi alma en los tribunales.

  Del alto cielo mandado
Mi ánjel bajará en persona
A dejarme una corona
Antes de ser sepultado.
En el momento angustiado
Me alumbrará su presencia;
Clamaré a la Providencia
Contrito i arrepentido,
Solo al verme detenido
Esperando la sentencia.

  Al fin, si acaso mejoro
Del triste mal i no muero,
Mui feliz me considero
En la tierra donde moro.
La gracia i la dicha imploro
Del Soberano Hacedor;
Aunque soi yo pecador
No desconfío en salvarme;
I espero que ha de llevarme
Dios a su santa mansion.

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