Nací para ser fatal
A este mundo ¡ai de mi!
Voi a pagar con mi vida
El crímen que cometí.
Ya se me cumplió el destino
De mi vida descarriada
I emprenderé mi jornada
Hasta donde el Unitrino.
Malo ha sido mi camino
Porque he sido criminal;
Conozco bien que fué mal
Lo que hice en sano juicio,
I hoi digo al ir al suplicio:
Nací para ser fatal.
Pido de que no reclamen
Por mi vida en estas listas;
Queremos los anarquistas
Que unos con otros se amen;
No es menester que los llamen
Malos, digo franco aquí;
No por interes le dí
A Castillo la cruel muerte.
Vine con tan mala suerte
A este mundo ¡ai de mí!
Si mil hombres de mi laya
Hubieran sobre la tierra,
Declararian la guerra
A la oligarca canalla.
Por todas partes batalla
Darian ¡i qué nutrida!
Antes de hacer mi partida
Dejo este ejemplo al lector:
Porque ultimé a un opresor
Voi a pagar con mi vida.
Van a darme muerte a palos
A nombre de la Nacion;
Yo no hallo de que es razon
De que así mueran los malos.
¡Bonitos son los regalos
Que en mi vida conseguí!
Tan perverso yo no fuí
Para darme tan mal nombre,
I hoi pagaré como hombre
El crimen que cometí.
Al fin, sin llevar sentir
Me despido en este dia;
Gustoso i con alegría
Voi a dejar de existir.
Mis jefes han de seguir
Mis huellas con heroismo.
Cansa del oscurantismo
Yo muero aquí a sangre fria.
¡Abajo la oligarquía
I arriba el socialismo.
Nota: Antonio Cánovas del Castillo (Málaga, 8 de febrero de 1828 – Mondragón, Guipúzcoa, 8 de agosto de 1897) fue un político e historiador español, figura capital de la política española de la segunda mitad del siglo xix. Fue asesinado en 1897, durante su sexto mandato, por el anarquista Michele Angiolillo.