El párroco del Tomé
Escandalizó a la jente,
Forzando a una inocente;
¡Bueno en el hombre sin fé!
Un dia por dilijencia
La chica fué donde el cura,
I él en su amor con locura
Disfrutó de su inocencia.
La bella empezó a llorar
De ver lo que le pasaba;
Pero él fuerte la abrazaba
A no dejarla volar.
Cometió la iniquidad,
El ministro del Señor;
Tronchó esa hormosa flor
En lo mejor de la edad.
Le arrebató la gran rosa,
La que ella queria mucho;
Con un cinismo el Tenorio,
Le hizo pedazo el cartucho.
Le dijo él no era pecado
De entregarse al hombre:
Tal vez ninguno se asombre
De lo que aquí te ha pasado.
Diez pesos le dió en oro
A fin que enjugue su llanto;
Un lindo libro de misa
I una estampita de santo.
Un dia el perverso cura
Al mismo esposo le dijo:
«Con un amor tan prolijo,
Tu mujer no estaba pura»
El Sur detalló el suceso
Por tan gran barbaridad;
Yo creo será verdad
Porque no soi nada leso.
Dice que no es la primera,
Que se logra en el lugar;
¡Bien bonito lo que ha hecho
El ministro del altar!
Ante un notario, señores,
Todo declaró la bella;
I al oir lo que dijo ella,
A muchos les causa horrores.
Confórmese con su suerte,
El marido, si es prudente,
I digale a sus amigos:
Quien dice verdad no miente.