Versos de una viuda
I UN TEMPLADO

  La viuda me mete susto,
Pero yo no quiero creerme:
Quiere a la fuerza venderme
Lo sobrado del difunto.

  Sucedióle a un anciano
Que se le ocurrió querer
A una tirana mujer.
I el amor le salió vano:
Tomaba siempre en la mano,
De la planta el primer fruto;
Ella por hacer su gusto
Hasta a mí me daba indicio;
Por ver si yo la acaricio,
La viuda me mete susto.

  También me pasó igual cosa
Con otra que yo tenía:
Me citó no sé qué dia
I faltó la veleidosa:
Haciéndose la graciosa
Se queda, i cuando se duerme,
Madruga para ir a verme;
Por ver si le doi dinero,
Me dice ella: lo quiero,
Pero yo no quiero creerme.

  De primeras, yo le dí
Varios pesos en billete
Porque andaba de prete,
Pero nada conseguí:
Todito lo que perdí
Se propuso devolverme
Con tal de que no le merme,
A fin que sea su esposo:
Un traste viejo, mohoso,
Quiere a la fuerza venderme.

  La prenda que yo deseaba
La manejaba esta ingrata:
Aunque yo le daba plata,
Ella no me la aflojaba;
De valde la acariciaba
Sin mermarle un solo punto;
Para cortar este asunto
De una i otra manera,
Le pedia que me diera
Lo sobrado del difunto.

  Al fin, yo de buena gana
Le habria hecho la cruza;
Pero la hallé tan confusa
Un dia por la mañana.
Como a la media semana
Me le presenté con prosa,
Atenté no sé que cosa
I lo encontré tan gordito
Cuando le agarré el trechito
Entre San Juan i Mendoza.

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