Tercera parte
DE LAS POESIAS ESCRITAS EN
TIEMPO DE LA DICTADURA

  Cu[a]ndo la Escuadra llegó
A Quinteros, sin temor,
De susto aquí el Dictador
Casi se desmayó.

  Propuso desembarcar
Su ejército el bravo Canto,
Lo mismo que por encanto,
Para al déspota atacar.

  Cuando ya se halló en tierra
El gran coronel valiente,
Determinó con su jente
Emprender la cruda guerra.

  El caudaloso Aconcagua
Los quiso como atajar:
Pero al heróico nortino
No lo hizo atemorizar.

  Se lanzó al agua el soldado
Fiando en su buena suerte,
I sin temerle a la muerte
Lo cruzó al otro lado.

  Ponian por imposible
En su plano i en su trazo,
De vencer en campo raso
A Barbosa el terrible.

  Nueve mil quinientos hombres
Trajo Canto, en mi atribuyo,
Como con májico orgullo
Eran todos de renombre.

  Cuando ya se trabó el fuego
En el primer encontron
I se sentia resonar
El mortifero cañon,

  Alcérreca heróicamente
Mandó, a la primera seña,
A la división porteña
Romper el fuego de frente.

  Cuatro horas sin cesar
Hicieron fuego los rotos,
Formando gran alboroto
I así pudieron ganar.

  Se estendió en guerrilla
El bravo Constitucion
Para correr en union
Por parejo la varilla.

  Barbosa, por ser mas diablo,
Ya cuando se vió en apuro,
Mandó el parte a Balmaceda:
«Señor, es triunfo seguro».

       (Continuará)

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