Fin de la aventura
DE DOS JÓVENES I UNA DAMA

  Habiéndose ya juntado
Juana con José María.
Pasaron un feliz dia
Sin temor i sin cuidado.

  El con gusto le decia,
¿Por qué me estaba embromando?
Ella contestó llorando:
Dios así lo permitia.

  Yo decia, bartulando
De ver su inicua impiedad:
Ausente de mi deidad
¿Tendré que estar hasta cuando?

  No se pasaba un momento
Sin acordarme de tí:
Eran tristes para mí
Las horas i un gran tormento.

  Cuando en la cárcel estaba
Te lo confieso, mi cielo,
Que con el mayor anhelo
Con tus caricias soñaba.

  Noche i dia suspirando
Pasaba en el calabozo,
I con un sentir forzoso
Me iba menoscabando.

  Con amorosas caricias
Le dijo él con dulzura,
Es bueno ir donde el cura
Para unir nuestras delicias.

  Ella contestó al momento
Con un gran desasosiego,
Vamos a la iglesia luego
Que nos den el Sacramento.

  Para hacer nuestra ventura
Le pido con pecho sano,
Por medio de un escribano
Hagamos una escritura.

  Con gran júbilo i contento
El esposo con la esposa,
Sin pensar ninguna cosa
Se marcharon al convento.

  Despues que ya se casaron
Ambos los dos esposados,
Con muchos, acompañados,
La boda la celebraron.

  Al fin, con veneracion
El marido i la señora,
Se encuentran viviendo ahora
En una feliz union.

ROSA ARANEDA
CALLE DE ZAÑARTU, NÚMERO 9
ENTRE SAN PABLO I SAMA

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