Dios te salve, Reina i Madre,
Según nos dice tu historia,
Emperatriz de la gloria,
Hija del Eterno Padre.
Dios te bendiga, María,
Con su infinita bondad,
Te dé gracia i gran poder
Por toda la eternidad.
Dios te haga soberana
En los coros celestiales,
I te ponga la corona
De los tres imperios reales.
Dios te dé misericordía
Con su sabia Providencia,
I con invocar tu nombre
Halle el hombre resistencia.
Al fin, Dios te trajo al mundo
Con divino regocijo,
I te crió santa i pura
Para madre de su hijo.
Cuando Dios formó en la gloria
Los querubines i arcánjeles,
Yo era nacida mil veces
Ántes de que hubieran ánjeles.
De Dios el sér recibí,
A Dios sér comuniqué,
Así ser madre logré
Del que existió ántes de mí.
Para bien del cristianismo
A este mundo descendí,
Pobre i mísera viví
Por librarlo del abismo.
Cuando la divina ciencia
A los cielos los formaba,
Presente i pura me hallaba
Solo por su omnipotencia.
Al fin, cuando ya bajé
Al mundo i tomé el gobierno,
Hasta los mismos demonios
Temblaron en el infierno.
ROSA ARANEDA, SAMA, 16-G