Cuatro reos fusilados

de los cinco condenados
por el salteo de la hacien
da de San Juan del Peral
en la provincia de Santia
go.

    El Consejo del Estado.
Indultó en fallo postrero.
La muerte a Ramon Romero
Porque no fué tan malvado.
Constancio Cofré ultimado
Es con el niño Miranda,
Y los jefes de la banda,
Niers y Epifanio Core:
Los cuatro como se vé,
Por accion la mas nefanda.

    Esta partida de fieras
Siempre inclinados al mal,
A la hacienda del Peral
Cayeron como panteras.
Vejaron de mil maneras
Asaltando a una morada.
Y en esa triste jornada
Diéronle al patron la muerte,
Y la familia ya inerte
Cae en su sangre bañada

    Mas, la suerte ni ventura
No fué de los malhechores,
Y de un dia en los albores
Cabaron su sepultura.
Con la estrella que fulgura
De la naciente mañana,
Se rodeó a la carabana
Por la invicta policia;
Mientras tranquila dormia
Aquella récua inhumana.

    Despierta y en parapeto,
Fuego hace desesperado,
Y botan allí un soldado
Y a otro mas que aceptó el reto.
Pero, un bandido no quieto
La puerta abre de repente
Dispara sn alma a la jente
Y por ella paso abrió
Y antes de avanzar cayó
Por la bala de un valiente.

    La población sorprendida
Por la matinal batal[l]a
Acudió a ver la canalla
Que estaba toda rendida;
No era posible la huida
De la tropa criminal.
Se cumple la lei fatal
De la justicia en el templo.
[Del] mas luctuoso ejemplo
De la hacienda del Peral.

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