Contestacion de la dama.

    Pajarillo, que enseñado
De otro pájaro maestro,
Vienes a implorar mi agrado:
Mira que aunque cantas diestro,
No me gusta tu trinado.

    Este papel sin cuidado
Has de llevar en el pico
Al mismo que te ha mandado;
I advierte que te suplico
No le dés disimulado.

    No le intentes consolar,
Sino con irritación
Procúralo atormentar.
Dile que mi inclinación
Se ha mudado a otro lugar.

    Que con su nueva querida
Se divierta i se consuele,
Que le cante i que le pida,
I a mi tribunal no apele,
Porque estoi mui ofendida.

    Si lo encontrares dormido,
Procura quitarle el sueño;
I dile, aunque esté rendido,
Que si él tiene ya otro dueño,
Yo tengo ya otro querido.

    Este recado le dés,
Aunque le inquietes i asustes,
Porque lo que yo quiero es
Que le ofendas i disgustes,
I no te mande otra vez.

    Si tú quieres ser mi amigo,
Nada suyo tú me abones;
I pues eres fiel testigo,
Dile todas mis razones
Conforme yo te las digo.

    Si pone triste el semblante
Cuando sepa mi rigor,
Dile que sufra i aguante,
I espere muerte mayor
Si se me pone delante,

    Dile que vivo i no muero.
I aunque más tierno me arguya,
Que ya ni mirarle espero;
I en fin, para que se escluya,
Dile que ya no le quiero.

    Dile, sin que de él te apiades,
Que el tratar a su placer
Con unas i otras deidades,
No quiera hacerme creer
De que son casualidades.

    El, con mucha libertad,
Con todas quiere ligarse,
Ofendiendo mi bondad,
I luego quiere escusarse
Con que fué casualidad

    El que con toda maldad
Ha estado entrando i saliendo
En casa de una deidad
A quien está manteniendo,
¿Es esto casualidad?

    El que enfrente de un balcon
Se está en pié más de una hora
En grata conversación
Con una cierta señora,
¿Es esto mera atencion?

    Al que sin necesidad
Todas las noches se encuentra
Como alcalde de hermandad:
Aquí sale i allí entra,
¿Es esto casualidad?

    Empuñando su baston,
Con la vecina de enfrente
Entabla conversación,
I sale con ella al puente.
¿Es esto mera atencion?

    El que con su autoridad
Remite escritos mui suaves
A la hermana de un abad,
Dime tú, que de amor sabes,
¿Es esto casualidad?

    El ir con profanidad
A comprar un buen reloj
A su dama o su deidad,
I dárselo, i no por Dios,
¿Es esto casualidad?

    El sentir la enfermedad
Que tiene su fulanita,
I el ir con facilidad
A verla estando solita,
¿Es esto casualidad?

    En fin, tener falsedad,
Gastar segunda intención
I no guardar lealtad.
¿Es esto mera atencion?
¿Es esto casualidad?

    Que no espere de mi labio
Ni aun el más leve favor,
Que con razón dijo un sabio:
«Donde se acaba el amor,
Ahi principia el agravio»

    Dile que ya para nada
Tiene que darme disculpa;
Que ya estoi desengañada,
I que yo tengo la culpa
Por haberle dado entrada.

    Que prosiga en sus manías
I en sus perversas costumbres
No quiero entrar en porfías,
Ni pasar mas pesadumbres
Ni aguantar mas picardías.

    Ya sabe que yo me fundo
En llegando a aborrecer;
Que me juzgue en lo profundó.
I como si tal mujer
No hubiese habido en el mundo.

    Dile que se cansa en vano
En pedirme i suplicarme.
Porque un hombre tan villano
No ha de volver a engañarme,
Porque ya le doi de mano.

    Dile que pues lo ha querido,
No ponga aqui más los piés,
I tenga bien entendido
Que lo que fué, desde hoi es
Como si no hubiera sido.

    Dile que estoi enterada
De lo falso de su amor,
I que no le creo nada;
En fin, dile a ese traidor
Que hasta su nombre me enfada.

    Dile que no me arrepiento
De lo que te estoi hablando,
I que con conocimiento
Confiese que está espirando
I que haga su testamento.

    Dile que cordial no espere
Más que el veneno que ve;
I puesto que así lo quiere,
Que gruña, que rabie i que
Se muera como pudiere.

    En fin, dile en conclusion,
Que se rompió la cadena,
I que no hai composición,
I que a su culpa es la pena
El no tener compasión.

Ver lira completa

image_pdfConvertir a PDFimage_printImprimir

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *