Acuña pide perdon.

     Perdon, Dios omnipotente
     Que perdonas los pecados;
     Perdona a este hijo malvado
     Que a su padre dió la muerte.

  Con grillos i con cadena
Estoi en el calabozo:
Tén piedad, Dios poderoso,
De mi terrible condena.
Lloro con profunda pena
I contrito penitente
Imploro a mi Dios clemente
En este trance fatal.
A mi madre hice llorar:
Perdon, Dios omnipotente.

  Desde aquel tremendo dia
Que me encuentro encadenado,
En mi prision encerrado
Lloro la desgracia mia.
I con pertinaz porfía
En mi cerebro estraviado
De aquel crimen tan odiado
Abrigo el recuerdo cruel,
Piedad! oh Dios de Israel
Que perdonas los pecados!

  Cuánto me pesa en la vida
Accion tan desapiadada!
En mi se encuentra grabada
La marca del parricida.
Mi existencia envilecida
Al abismo me ha arrastrado
Donde seré castigado
Con afrentosa condena.
Oh Dios, que mirais mi pena,
Perdona a este hijo malvado!

  Tengo el corazon partido
I canales son mis ojos:
De las lágrimas que arrojo
Podria formarse un rio.
Estoi tan arrepentido
I mi dolor es tan fuerte
Que como un don de la suerte
Espero la hora postrera
En que este mal hijo muera
Que a su padre dió la muerte.

  Al fin, madre idolatrada,
Perdona a este miserable
Cuyo crimen execrable
Te hace tan infortunada.
Ya sobre mi levantada
Está con fuerza feroz
La mano ruda i atroz
De la justicia severa.
El sacrificio me espera:
Adios, madre, adios, adios!

       JUAN DE DIOS PERALTA.
       Impreso por P. Ramirez.—Echáurren, 6.

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Condena del reo Acuña.

     A muerte lo ha condenado
     Al que a su padre mató;
     El indulto denegó
     Luego el Consejo de Estado.

  En Octubre, el dia tres.
Este asesino feroz
A su padre lo ultimó
Con ferocidad crüel;
Quiso arrancarse despues
Que lo dejó asesinado
En la vereda acostado
Pero fué preso a la vez,
I por su crímen el juez
A muerte lo ha condenado.

  En una casa de ajencia
Acuña empeñó el reló
alli un revólver compró
Para hacer su dilijencia
I sin ninguna esperiencia
Tres balazos le pegó
El fiscal luego pidió
El castigo mas severo
I la sentencia le dieron
Al que a su padre mató.

  Por causa de una mujer
La tal Clorinda Morales
Que estado matrimoniales
No le quiso conceder
Vino al fin a suceder
Que con un furor atroz
A su padre victimó
Aquel hijo endemoniado.
I así el Consejo de Estado
El indulto denegó.

  Cuando el juez lo interpeló
Luego se puso a negar
No queria confesar
El crimen que cometió
Porque a su padre mató
A muerte fué sentenciado
Dispuso luego el juzgado
Que con la vida pagara
I el fallo lo confirmara
Luego el Consejo de Estado.

  Al fin este criminal
Con la vida pagará
Tan inaudita maldá
Por el Código Penal
Porque ha pedido el fiscal
Que no sea perdonado
I con grillos remachado
Toda la jente pedia
I a gritos lo repetia
Que este sea fusilado.

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Desconsuelo de la madre

     Consuélate madre amante;
  No te pongas a llorar,
  Si tu hijo llega a pagar
  Con su vida prosperante.

  Ya ves, tu esposo murió,
I tu hijo se encuentra reo:
Llévalo con buen empleo
Este sentir de los dos.
Así lo querria Dios
Que el hijo fuera culpante
De aquella sangre importante
Sufriendo está su condena.
De tan tristísima pena
Consuélate, madre amante.

  Desechad vuestros pesares
Cuando te halleis aflijida;
Aunque pague con la vida
Tu hijo, no era que llorares,
Ni aun recuerdo dejares
Del parricidio fatal
Ni del acto criminal
No te acuerdes áun jamas;
Por un hijo tan tenaz
No te pongas a llorar.

  Por una soberbia intensa
I por un capricho ufano
El hijo mata al anciano
El dia que ménos piensa.
Comete una horrible ofensa
El indigno criminal;
Ponerse a considerar
Para la madre es cilicio
Por las puertas del suplicio
Si tu hijo llega a pagar.

  El hijo desobediente
Buen fin jamás ha tenido;
Porque suele ser bandido,
Tal como este delincuente.
Sucede continuamente
Que alguno por ignorante
I otro por estravagante
O por pompa o vanidad
Concluyen en tierna edad
Con su vida prosperante.

  Al fin, este desgraciado
Que de Dios tenga perdon
Lo pide de corazon
El lector de él apiadado.
Dios eterno e increado,
Te lo pido sin segundo,
De un movimiento iracundo,
Como el finado Triviño,
Ni por viejo ni por niño.
Nadie esta libre en el mundo.

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El fiscal pide la pena.

     Al bandido de Chillan
  Pide el fiscal precisado
  Que éste sea condenado
  A la pena capital.

  Este desde mui moderno
Salió fuera de sus padres
No respetaba a la madre
Ni admitia su gobierno,
Fuera del hogar paterno
Estaba, como sabrán;
I los sumarios están
Levantando dia a dia
Que no le otorguen la via
Al bandido de Chillan.

  Desde niño éste pensaba
Hacer cosas horriblisimas,
A quien su madre buenísima
Varias veces disculpaba;
I a su esposo no contaba
Lo que por él ha pasado.
I despues amancebado
Se hallaba con una chusca,
I que a prision se reduzca
Pide el fiscal precisado.

  Este jóven desatento
Con la Clorinda Morales
Estado matrimoniales
El tomar era su intento,
Pero su consentimiento
Su padre habia negado,
I aun le habia apresado
A su marchante querida;
I el fiscal pide en seguida
Que éste sea condenado.

  Por causa de esta mujer
El hijo al padre mató,
I por amor cometió
El desatino mas cruel.
¡Cuándo pensaria ser
Un horrendo criminal!
I ahora se viene a hallar
Reo e incomunicado
El criminal condenado
A la pena capital.

  Al fin, observad, lectores,
Por lo que este verso esplica,
Que el soberbio hijo se indica
Matar a sus superiores.
Con tan brutales errores
Paga el hijo libertino
Cuando marcha los caminos
De toda la libertad,
Por soberbia i vanidad
Mata i hace desatinos.

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El reo niega su crímen.

     Yo no soi; otro habrá sido
  El que a mi padre dió muerte.
  Padezco como inocente
  De este crímen sucedido.

  Cuando el juez lo interpeló,
Se puso el reo a negar,
I no quiso confesar,
Pero despues confesó.
Con los gritos que le dió
El juez al tenáz bandido,
Temblando empalidecido,
Quiso de nuevo negar,
Poniéndose a contestar:
Yo no soi; otro habrá sido.

  Primero dijo que habia
Tomado un trago de vino,
I habia perdido el tino
Cuando ménos lo creia.
Confesó que ántes tenia
Una rabia antecedente,
Aunque me juró cruelmente
I a mi madre sentenció,
Me acriminan sin ser yo
El que a mi padre dió muerte.

  Unos dicen que curado
Cometió el crimen, nó bueno;
Pero éste es un cacaseno
Por negar lo presenciado.
Cómo pensará el malvado
Rechazar la noble jente
Que se encontraba presente
Al perpetrar su acto vil!
I así se atreve a decir:
Padezco como inocente.

  Mui pocos sobre la tierra
Aparentan a Absalon
No puede tener perdon
El que a su padre da guerra.
Pero Acuña los encierra
I pasa en lo cometido;
Lo que no ha hecho el impio
Cometió este hombre execrable,
I dice que no es culpable
De este crímen sucedido.

  Al fin, por lo que sucede,
Padre, no vivas confiado.
Porque un hijo endemoniado
Odia a quien el sér le debe.
Para que impune no quede
Castígale esde mediano.
Porque ya grande es en vano
Hacerlo volver atras,
asi te agradecerá
Cuando sea un buen cristiano.

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El crìmen de Chillan

     Un  jóven rico i decente
  En la ciudad de Chillan
  Los diarios cuenta nos dan
  Que a su padre dió la muerte.

  En una calle central
Al padre dió tres balazos
Para que cumpliera el plazo
El rebelde hijo fatal.
¡Qué cúmulo de pesar
Tendrá esa madre paciente
Cuando la instantánea muerte
A su padre le fué a dar
Para hacerse criminal
Un jóven rico i decente!

  Este lo hizo por rencor
O por alguna soberbia;
Alma i corazon se enervia
Cuando de Dios no hai temor.
Para que vea el lector
I esperiencia tomarán
Aquellos hijos que están
Tenaz i ensoberbecidos.
Lo mismo que aquel bandido
De la ciudad de Chillan.

  Este crimen tan horrendo
Que son bien castigado
Pedirá vuestro poblado
Un buen castigo tremendo.
Para aquel que está leyendo
Algún recelo tendrán
I al castigo temerán
Los modernos caprichosos
I del crimen horroroso
Los diarios cuenta nos dan.

  Tres testigos personales
Dos hombres i una mujer
Vieron aquel acto cruel
Esos ricos principales.
I a las penas capitales
Fué llevado de tal suerte;
Estos testigos alerte
Condenan al infeliz
Diciendo los tres así
Que a su padre dió la muerte.

  Al fin, el facineroso
Bueno i sano, i no rascado,
A su padre ha ultimado
Con un crímen alevoso.
Así pagará el pomposo
Su locura i vanidá,
I la justicia le hará
Pagar lo que cometió
Pa reconciliar con Dios
Su cruelísima maldá.

       JUAN DE DIOS PERALTA.

       Impreso por P. Ramirez.—Echáurren, 6.

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Recuerdos del reo.

     Recordarás madre mia,
     Desde que lo fuí nacido
     I mi crimen cometido
     Llorarás toda tu vida.

  Yo desventurado fui
Por locura i vanidá
Como lo recordará
Mi desventura infeliz
I ahora lo digo así
Con tristeza mui crecida
Que del principio e mi vida
Fui llevado a la maldád
I de mi infelicidad
Recordarás, madre mia.

  Yo por ser desobediente
Con quién el ser le debía
Soi desgraciado en la vida
Como el mas pobre indolente.
Peor que una brava serpiente
Por mi mal jenio lo he sido
En octubre reducido
A la prision fui llevado
Por ser el desventurado
Desde que lo fui nacido.

  Ya ves, tu hijo desgraciado
Con la vida va a pagar
Ni aunque tenga que llorar
No puedo ser perdonado.
Mis lágrima han inundado
Para llenar todo un rio
Con mi corazon partido
Lloro mi infelicidad
Porque pa mi no hai piedad
Por mi crimen cometido.

  Cuando en capilla lo esté
Se hallará mi corazon
Envuelto en una pension
Que de miedo temblaré
I asi me despediré
Sintiendo con alma i vida
El trance de mi partida
Porque se me va acercando
Madre, de mi recordando,
Llorarás toda tu vida.

  Al fin, voi a fenecer
Voi a advertir a mi madre
Que por dar muerte a mi padre
La vida voi a perder
No me volverás a ver.
Por cierto, mas a tu lado
I de su hijo desgraciado
Recordaras dia a dia
El trance de mi partida
Despues de ser fusilado.

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Resignacion del reo.

     A muerte estoi condenado
     Porque a mi padre ultimé
     Con mi vida pagaré
     Voi a ser afusilado.

  Por causa de una mujer
Estoi en las apreturas
De toda una desventura
Lo cual voi a fenecer.
Lo que viene a suceder
Por un malintencionado
Infame desbaratado
Me encontraba en aquel dia
Para terminar mi vida
A muerte estoi condenado.

  Que me hiciese criminal
En un momento lo fui
I me hice el mas infeliz
En aquel dia fatal
Por mi causa he de llorar
I asi lo padeceré
Resquicio ni uno encontré
Por mi crimen horrendisimo
I me hice el mas fatalisimo
Porque a mi padre ultimé.

  Sin temor al Dios divino
Como el hombre mas protervo
Me mostré infame i soberbio
E hice el mas cruel desatino
Como criminal indino
Aquel dia me encontré
Mi desgracia lloraré
Cuando me halle en el vestibulo
I sentado en el patibulo
Con mi vida pagaré.

  Por mi delito causante
Tanto he padecido yo
I el indulto me negó
El Consejo ajusticiante.
Yo como el mas ignorante
Hice el hecho consumado
Peor que un bandido afamado
Que no tiene educacion
I asi por mi mala accion
Voi a ser afusilado.

  Al fin, pues, madre bonisima
A tu hijo perdonarás
I este perdon lo darás
Por la virjen benditisima
Porque es la madre purísima
Que a todos va a perdonar
I por tu hijo has de rogar
Madre, pues, al Poderoso
Para que suba dichoso
A la gloria celestial.

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Ejecucion del reo Acuña.

     Despidiéndose del mundo
     Salia el desventurado
     Con su cuerpo desplomado
     I cara de moribundo.

  De la capilla salia
Con la vista gacha al suelo
Dando miradas al cielo
Como que se despedía.
La jente se enternecia
Con un pesar sin segundo
Lo mismo que el iracundo
Cuando apaga su argumento
Marchaba con paso lento
Despidiéndose del mundo.

  A cada paso que daba
Delante del relijioso
Se hincaba triste i penoso
I el crucifijo besaba.
Toda la jente lloraba
Con ojos desconsolados
Porque a ser ejecutado
Acercábase al vestibulo
I a morir en el patibulo
Salia el desventurado.

  La jente se enternecia
Al sonido de los grillos:
Lloraban hasta los niños
Con una pena crecida
De tristeza no cabia
El que iba a ser sepultado
Con rostro desfigurado
Llegó al banco i se sentó
I el crucifijo besó
Con su cuerpo desplomado.

  Llegó la hora de mansion
Le decia el relijioso;
A Dios misericordioso,
Hijo, pidele perdon.
Con un limpio corazon
I dolor el mas profundo
Por lo que has hecho en el mundo
Ya con tu vida has rendido
Con rostro empalidecido
I cara de moribundo.

  El mismo, al fin, se ayudaba
I lo mismo el relijioso
A manos del Poderoso
El alma le encomendaba
I él del banco lo miraba
A quien auxilio le dió
Su corazon se partió
En tan penosos momentos
I dando su último aliento
Se fué a los reinos de Dios.

       JUAN DE DIOS PERALTA.

  Impreso por P. Ramirez—Echáurren, 6

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El sueño del reo Acuña.

     Me llamaba el Poderoso
     Entre sueños i me dijo:
     Ya estás perdonado, hijo:
     Conmigo serás dichoso.

  Entre sueños me decia
Tambien la Virjen Santisima:
Yo soi la madre bonisima
De tí tu segura guia.
Conmigo al cielo en seguida
Irás como el mas virtuoso.
Como el santo mas glorioso
Allá tendrás la victoria;
I para ir a la gloria
Me llamaba el Poderoso.

  Tambien soñé que los santos
Con querubines i arcánjeles
Del cielo bajaban ánjeles
A cubrirme con su manto.
Lucido de luz de encanto
Con un hermoso prodijio
Despues el Dios me bendijo
En mi lecho recostado
I que estaba perdonado
Entre sueños me lo dijo.

  El que muere en la prision
Por mano de la justicia
Ese goza las delicias
De todita una mansion.
La gloria es su eterno don
Teniéndolo bien de fijo
Porque el mismo Dios lo dijo
La gloria se la daré
Entónces yo le diré
Ya estás perdonado hijo.

  I tambien soñé que estaba
Gozando del paraiso
Por eso, madre le aviso
Lo que se me revelaba
Qué gusto i placer me daba
Despues de estar tan penoso
Me cubri de amable gozo
Con túnica de alegría
Cuando Dios me lo decia
Conmigo serás dichoso

  Al fin, madre, le diré
Que me cuide mis hijitos
Aquellos tus nietecitos
Báculo de tu vejez.
Ya ves de que yo marché
Derecho a la eternidad
Con tanta tranquilidad
A gozar lo que me ofrece
Dios; i cuando usted muriese
En el cielo me verá.

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