No es mujer, y sin
embargo, todos
la quieren

Hay una mujer sin lengua
Que en la boca sabe hablar
No tiene pies, pero anda
Si otro la hace caminar.

Es delgada de cintura
Y de pescuezo muy largo;
Las caderas, sin embargo,
Tienen muy linda figura.
Quita al triste la amargura
Las penas y el padecer
Les da alegría y placer
A los fieles amadores
Y en todas partes, señores,
Hay sin lengua una mujer.

Seis dientes en la cabeza
Ostenta esa dama bella;
Mas si tiene dientes ella
No son de naturaleza.
Hace adorar la tristeza,
La desdicha y el pesar
Si la llegan a tocar
Aquí los dejo advertidos:
Que lengua nunca ha tenido
Y en la boca sabe hablar.

Es joven muy estimada
Del rico como del pobre;
En su cuerpo tiene cobre
Y de nadie es despreciada.
Sale muy acomodada
Y hace lo que se le manda
Los corazones ablanda
Aunque mil tormentos pasen
Y el dia en que la invitasen
No tiene pies, pero anda.

En cualquier reunión
La verán que está presente
Entusiasmando a la gente
Dándole gran diversión.
Su belleza y atracción
A todos puede encantar;
Cuando sale de su hogar
Anda por todos lugares
Cruza los inmenses mares
Si otro la hace caminar.

Al fin, con grande armonía
Se halla en verano e invierno
La protege el Padre Eterno
Por sus bellas melodías.
Al triste le da alegría
En su hermosura es bizarra
Mucho estima al que la agarra
Con su sabio proceder;
Todos la han de conocer,
Porque su nombre es guitarra

Nota: verso publicado en diario El Siglo en 1952, ver.

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