SUSPIROS DE UN HUASO

     Ai quien pudiese tener
  ai quien pudiera encontrar
  un caballo en qué montar
  una pampa en qué correr.

  Nací en un pobre pajero
en una noche de invierno
i mientras que estuve tierno
mi solo abrigo fué un cuero;
despues me lancé al potrero
i desde el amanecer
me ponian a barrer
hasta la noche en ayuna;
i una bonita fortuna,
ai quien pudiera tener!

  Despues cuando fuí creciendo
me llevaron al arado
me llevaba al sol parado
i a veces hasta lloviendo;
cuando ya fuí conociendo
lo que era el arte de amar
me comencé a enamorar
de una morena mui zapa;
i una novia rica i guapa
ai quien pudiera encontrar!

  Jamas nunca me quejé
de mi espantoso destino
si yo no hice un desatino.
Dios solo sabe por qué;
parece que dormí en pié
desde cuando empecé a andar;
nunca pude descanzar
ni guarecerme del frio;
i ai quien tuviera, Dios mio,
un caballo en qué montar!

  Despues al fin me casé
i hartas penas he sufrido,
nunca fui correspondido
aunque yo bastante amé;
prisionero me encontré
en las redes del deber;
con hijos i con mujer
i sin cobre en la cartera;
¡ai, Dios mio, quien tuviera
una pampa en qué correr!

  Pero es mi vida ¡canasto!
un tejido de amarguras,
nacen unas criaturas
solo para comer pasto!
yo me siento que me aplasto
con tantas obligaciones;
si tuviera mil doblones
me los tomaria en chicha
i a la mas grande salchicha
la agarraran a mordizcones.

Ver lira completa

image_pdfConvertir a PDFimage_printImprimir

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *