La Muerte

  Lector, mi mono es el traje
que te has de poner mañana
cuando con gana o sin gana
emprendas el largo viaje;
el educado o salvaje
nadie puede despreciarlo,
pues como pueden mirarlo
es albo como la leche
i no teman que se estreche
si es que tengan que lavarlo,

  La chiquilla buena moza
de dientes como marfil,
la de figura jentil
i de mejillas de rosa;
la mujer libidinosa
i la vieja de respeto,
la guasa i la que usa peto,
la séria i la retosona
i hasta la negra jetona
¡todas llegan a esqueleto!

  El futre que gasta prosa
paseando por el portal,
el honrado, el criminal
ya habite palacio o choza,
el de clase poderosa
i el pobre desamparado,
el paisano i el soldado,
el fraile i el protestante,
el juicioso i el tunante
al fin seran su bocado.

  Es un valioso portento,
talisman republicano,
a cuantos nos dá la mano
nos empareja al momento.
no hai letrado ni hai jumento,
no hai ciervo como no hai rei;
todos somos de una grei
al recibir su contacto
i practica con su tacto
la igualdad ante la Lei.

  Secreto cruel de la vida,
memoria cruel de la muerte,
estampa de nuestra suerte
fatal i desconocida;
con su faz emblanquecida
i sus movimientos flojos,
con sus ahuecados ojos
i con su pelada frente
espera a que al fin la jente
le devuelva los despojos

Nota: verso publicado por Rólak, ver.

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