EL MENDIGO

  La Municipalidad
tiene bastante razon
para impedir con teson
de que la mendicidad
ande por nuestra ciudad
exhibiendo sus harapos;
aparte que hai muchos zapos
que en lugar de mendicantes
solo son unos farsantes
debajo de humildes trapos.

  El que se encuentra agobiado
por la edad o la dolencia
debe encontrar asistencia
en los brasos del Estado;
que se forme un pensionado
como en Europa hai millares;
no hablo de los militares
inválidos de la guerra
les debe la madre tierra
el cuidar de sus hogares:

  Habia en una ocacion
en la ciudad de Madrid
trabajando con ardid
una hàbil asociación;
ella les daba pension
comodidades i abrigos
como a quinientos mendigos
que estaban por cuenta de ella
i salian para aquella
a pedir por esos trigos.

  Ese que lleva colgado
un tablerito en presencia
donde exhibe la licensia
que algún Gobierno le ha dado
suele ser algún malvado
lleno de salud i gordo
que haciéndose ciego o sordo.
pide por amor de Dios
cuando es un pícaro atroz
que se hace pequen de a bordo.

  Hace poco un caballero
tiró a uno una moneda
pero como esta se rueda
la persiguió el limosnero;
no eres ciego verdadero
el dador le dijo rudo
i andas con ese escudo
haciendo lesa a la jente;
señor, dijo el indijente,
perdone ¡soi sordo-mudo!

      ROLAC

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