EL PADRE QUE MATÓ A SU
HIJA A PALOS

  Hai un pueblo en la frontera
i en este pueblo un paisano,
que en forma de ser humano
tiene una alma de pantera;
José Faustino Cabrera
se llamaba este pililo;
de su crímen el estilo
era del modo siguiente:
a su hija diariamente
sacábale el bruto el quilo.

  Cuando en la tarde volvía
del trabajo a su apocento
mas borracho que el sarmiento,
quien pagaba era Lucía,
niñita que no tenia
sino, seis años apena;
agarrábala esta hiena
i en un poste la colgaba
i en seguida la azotaba
que de contarlo da pena.

  Una mañana, dispierta
i despues de un atracon,
amarróla en un horcon,
se fué i serró la puerta;
volvió i encontróla muerta
i cuando su crímen vió
el cadáver enterró
i despues de una semana,
la justicia soberana
lo supo i lo aprisionó.

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