SIGUE EL DIALOGO
ENTRE EL ROTITO DEL NORTE
CON EL DEL SUR

  El del norte.— Como le prometí,
comp[ad]racho, le contaré que yo
jamás nunca me cansaré de predi-
carles a los chilenos pidiéndotes que
corran a los cuarteles a tomar las
armas para defender nuestros fue-
ros, siempre heroicos i valientes co-
mo chi[l]enos que somos, porque de-
jar que se lleven los del plata esa
pequeña parte de nuestro territorio
es una humillación para nuestro
país, que tiene tanto nombre por
todas las naciones del viejo mundo;
i no es propio que la perdamos por
unos cuantos ajiotistas i usureros,
que varios de ellos son vendidos,
porque se han vendido al partido
conservador, ese partido nefando
que trabaja sin descanso dia i no-
che por sembrar la ruina i la mise-
ria en [l]os hijos del pais, porque los
caudillos que lo capitanean parece
que en fueran chilenos, po que si
fueran hijos de nuestra querida pa-
tria i amantes de ella, trabajarian
por el bien de ella i harian que pro-
gresara i se adelantara mas que las
del viejo mundo; pero no es así, es
todo lo contrario.
  Ahora los señores platenses han
prometido darles grandes banque-
tes a nuestros representantes, des-
pues que [s]alga la definitiva de la
cuestión de la Puna.
  Dicen ellos, que sea el fallo en
favor ó en contra, siempre les darán
banquetes; es que los dineros que
van a gastar en los banquetes no
los sienten porque la cuentan segu-
ra la ganancia, i ya dicen que esa
pequeña parte de nuestro territorio
por la fuerza o la razón tendrá que
ser de ellos.
  No vivan tan equivocados, seño-
es arjen[t]inos, miren que Chi[l]e, por
la fuerza, como dicen ustedes, no se
las dará.
  Nuestro pais, aunque pequeño,
no le tiene miedo a ninguna nacion,
por poderosa que sea: porque pe-
leando con un ejército igual o un
poco mas que el de nosotros que
sea, no le acobardamos, El emblema
de nuestros rotos chilenos en las
batallas, es el de vencer o morir.
  No porque ustedes puedan poner
en, pié de guerra un ejército de tres-
cientos mil hombres le vamos a
entregar la Puna, siendo que es
chilena, i mui chilena como todo el
mundo lo sabe. En fin, si hoi se
quedan con ella, gozarán de ella al-
gún tiempo, miéntras los pueblos
de Chile despiertan del sueño de la
ignorancia que duermen.
       (Continuará)
       Daniel Meneses,
       Poeta Nacional.
MORANDE 8-A
Imp. del Comercio Moneda, 1027

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