Versos de puro amor
A LA SIMPÁTICA CARMELITA

  Por la jóven Carmelita,
Rindiera mi vida entera:
Siendo que por ella muero,
No importa que padeciera.

  Desde el dia en que la ví,
Me cayó en gracia, al instante.
Y dije: «He de ser su amante
De esta simpática hurí».
Con ardiente frenesí,
La miré cual palomita
Tan esbelta i tan bonita.
La hallé, digo, en mi opinion,
Que diera mi corazon,
Por la jóven Carmelita.

  Estoi, desde ese momento,
Mui enamorado de ella
Porque parece una estrella
Del celeste firmamento.
Para mí, es un contento:
En invierno y primavera,
Con mi pasión verdadera
Voi apercibir sus pasos.
¡Para unir nuestros lazos,
Rindiera mi vida entera!

  Se me figura a la aurora
Cuando asoma en el Oriente
Tan bella y resplandeciente.
Con su luz encantadora,
Que es tan linda y seductora
Para su amante sincero.
Digo, franco y con esmero:
«¿A lo que estoi decidido,
No me negará un pedido,
¿Siendo que por ella muero?»

  Parece un ánjel de amor
Que vaga en la noche umbría.
Por su talle y bizarría,
Es como el blanco candor.
Por gozar a esta flor
Mi vida, en riesgo pusiera
Aunque preso estuviera
Sufriendo tormentos, penas
Entre grillos y cadenas,
No importa que padeciera.

  Por fin, a cada momento
En ella paso pensando;
Y me llevo contemplando
Su belleza y ornamento.
De llevarla a un convento
Los deseos mios son.
Digo con justa razon:
«¿Por qué a mí el amor me incita,
Para que el señor curita,
Nos ponga la bendicion?»

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