A UNA MADRE DE
FAMILIA

  Ya bien he correjido mi me-
moria para dar a luz el mal tra-
tamiento de dos muchachas co-
rrompidas que viven en la Ave-
nida Latorre.
  Estas son unas coquetas de pri-
mera clase i solo ocupan la vida
en vituperar al prójimo con sus
lenguas de fuego, no es dable que
estas menesterosas se queden
riendo de mi persona.
  Yo nunca me quede con que
otras personas imbéciles me exa-
jeren mi mérito i mi honrradéz
diciéndome insultos enormes que
yo no puedo soportar porque el
que me la hace al mismo tiem-
po me la paga sin resolucion al-
guna, desde aquí voi a empesar
a ponerles las peras a cuatro.
  Es preciso señora Sixta que
Ud, siendo madre de familia les
dá tanta soltura a sus dos hijas
R. i F. i al mismo tiempo al cor
rrompido de E, que es peor que
un galgo para los mordiscos.
  Es preciso que Ud, como ma-
dre de familia ponga especial
cuidado i no agache las orejas
como las conejas.
  Aprenda a enseñar bien a sus
hijas al fin que nadie tenga que
andar hablando de ellas, no sea
alcahuete se lo advierto particu-
larmente a la R. manéjela en las
pretinas porque es mas coqueta
que las gallinas i descarada al
mismo tiempo.
  Es bueno que conozca la ver-
guenza i considere su honor pero
que va a considerar su honor
cuando esta pobre muchacha no
tiene rastro de educación como
podría ella ahora civilizarse es-
tando entregada completamente
al vicio i a los placeres munda-
nos? ¡Ha! que desgracia i mala
suerte es para esta madre de fa-
milia que no enderesó esta planta
cuando estaba creciendo.
si ahora quisiera enderezarla yo
le diria que ya no es tiempo por
que ha crecido torcida, en vano
sería procurar enderezar un
planta teniendo el corazón em-
pedernido.
  Pues bien, señora Sixta todo
lo que relata mi pluma es lójica-
mente cierto i por eso Ud, no ha
de tomar encono
¡La sangre clama al cielo!

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