El humo se vió salir
A las dos de la mañana,
Con su aviso la campana
Hizo al bombero acudir.
No pueden la puerta abrir
Donde el fuego ha principiado
El edificio abrasado
Por llamas devoradoras
I que despues de diez horas
El fuego estaba cortado
Los entusiastas bomberos
A fuerza de gran trabajo
Echan las puertas abajo
Entran al fuego lijeros.
Con todos sus compañeros
Combaten en el momento
A ese voráz elemento
De llamas devoradoras
I el bombero en pocas horas
Sale triunfante i contento.
Tambien diré desde luego
Que la campana los llama;
Se levantan de la cama
A combatir ese fuego
Todos corren sin sociego
A cortar ese gran mal.
Cuántos pobres su caudal
Por el incendio han perdido
I sin querer se han fundido
Sin poderlo libertar!
Casi siempre ha sucedido
Que a las tres de la mañana,
Dan aviso las campanas
Que el enemigo ha salido;
I vosotros, ya dormidos
Saltais del lecho al instante,
Cual el guerrero, arrogantes
Pruebas de arrojo habeis dado;
El enemigo ha quedado
En escombros humeantes.
Imprenta i papelería
Victimas del fuego fueron,
I de la tienda pudieron
Salvar la mercadería.
Tambien la zapatería
Con el fuego se quemó
I al fotógrafo llegó
Aquella improvista ruina,
El almacen de la esquina
Todo, todo se quemó.
Al fin, señores, los dejo
Espero su proteccion,
Cuando se hallen con pension
A visitar al (Conejo).
Que de servir ya está viejo
I si me desean ver,
Me sabrán favorecer:
Tengan de mí compasión,
No les cause admiración
Ver a un Conejo vender.
RUPERTO HERRERA
(Alias el Conejo del Hotel Melossi).
Agustinas, 28-C.
Imp. Albion—San Diego 71
