Lo que me pasó en Santiago

  Me fuí a robar una flor,
I dos sordos me sintieron,
Me siguieron dos tullidos
Porque dos ciegos me vieron.

  Salí de mi casa un dia
Como quien va precisado,
A comprar lo que ha faltado,
Pero plata no tenia;
Un anciano que allí habia,
Del hospicio cuidador,
Me dijo: soi celador
En este establecimiento;
Lo que descuidó un momento
Me fuí a robar una flor.

  No se me ocurrió aquel mal,
O mejor dicho, delito.
Dije: salgo i pego un grito
I la flor vendo en un real;
Con eso hago principal;
Pero dos mudos hicieron
Señas, i al jardin se fueron;
Digo como sucedió:
El hombre no me sintió,
I dos sordos me sintieron.

  Cuando yo a los mudos ví
Luego corté para afuera,
I desprendí la carrera,
Ya venian tras de mí;
Con el ruido que sentí
Casi perdí los sentidos;
Quise dejarlos perdidos
Pensando que era mas jente.
Hasta la calle del Puente
Me siguieron dos tullidos.

  Llegué cansado bastante,
Entré a la plaza de Abasto,
Tomé en el brazo un canasto,
Como que era comerciante;
No te vale, en este instante
Unas dos voces dijeron;
Los de allá te conocieron,
I esos son nuestros amigos;
I no fueron mas testigos,
Porque dos ciegos me vieron.

  Al fin un tuerto i un manco,
En la calle Maestranza,
Les quise cobrar venganza,
Dije: tengo tiempo franco;
El tuerto alargó su tranco
I me pegó en el sentido;
Dí gracias a un conocido
Que evitó aquella trajedia;
I a las tres horas i media
Se me pasó lo aturdido.

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