¡Olas que al llegar
Plañideras muriendo a mis piés
Nuevas del hogar
Para cada viajero traeis
I si no me decis
Que hai un ánjel que aguarda el bajel.
Mi cuerpo infeliz
Para siempre en la arena envolved.
Fiero el destino me hirió
I buscando un alivio al pesar
Mi alma angustiada cruzó
Los abismos profundos del mar,
I al comprender que ni así
A ese ingrato consigo olvidar
Que he de hacer ¡ai de mí!
¡Olas tristes, llorad, llorad!
Soplo embriagador
Que finjiendo palabras de miel
Me hablas de un amor
Que ha de serme funesto despues,
Si me has de decir
Lo que el alma no puede escuchar
Dejadme morir
En las olas del rudo huracan.
Como esa espuma que él formó
Tuvo mi alma su blanca ilusion
I el mismo viento con furia despues
Tronchó las alas del nuncio joyel.
La triste agonía mató mi pesar
La noche sombría, las nubes, horror;
El alma se alivia al ver que en su afan
Ni goza en la tierra ni olvida en el mar.
Pobre suspiro que envio al pesar
Parte en las olas del fiero huracan
I ve donde vive quien causó mi mal
Decidle que han muerto las olas llorando
[estan.
