¿En que iremos a parar?
las cantinas se han cerrado
de sed casi me he secado…
¡no hallo a quien diablo clamar!
A nuestro ilustre Intendente
se le ha ocurrido en Santiago
hacer un horrible estrago
con las cantinas realmente.
El mandatario fielmente
alcohol no quiere dejar,
al efecto hace cerrar
cuantos negocios se juntan
i los ébrios se preguntan
¿en qué iremos a parar?
De los templos i cuarteles
la dos cuadras más o ménos
no se admiten los venenos
que venden en los burdeles.
Los católicos o fieles
que van al templo sagrado,
ya no verán un curado
cuando salgan de la iglesia
qorque en forma torpe i nécia
las cantinas se han cerrado.
Un socio de San José
despues de la comunion
salió a buscar con razon
un trago para la sed.
En vano anduvo diré
ni una cantina ha encontrado,
el socio desesperado
maldecia al Intendente,
gritando rabiosamente:
¡de sed casi me he secado!
Con la lengua como yesca
recorre el pueblo la jente,
moldiciendo al Intendente
i pidiendo chicha fresca.
Aquel que un vaso se pesca
ya no lo quiere soltar,
i un bebedor al tomar
se seca un barril entero,
i dice: ¡de sed me muero!
no hallo a quion diablo clamar.
Por esta causa o razon
el pueblo se pone flaco
i los hijos del Dios Baco
piden la revolucion.
Apoyan la indicacon
los frailes i cantineros,
ademas, los viñateros,
que tienen gran predominio
i quieren el esterminio
de los rotos i los obreros.
