Una mujer sin piedad
Salió de lo mas profundo,
Ni es nacida en este mundo
Pero en el mundo está.
Argumentando sin tino
Le pongo esta fundacion,
I espero contestacion
De este poeta divino;
Como Agustin i Tolentino
Le hablo con moralidad,
Diciéndole la verdad
Le pruebo en mis ejemplares,
Que habita hasta en los altares
Una mujer sin piedad.
Hombre, si quieres saber,
I adivinar lo que digo,
Busca al diablo por amigo
Que te la dé a comprender;
La tal inicua mujer
Atacó al Dios, sin segundo,
Con un poder iracundo
Se apareció a la tierra;
Haciéndonos viva guerra
Salió de lo mas profundo.
Con ira i con gran furor
Quiso el orbe destruir,
Cuando ella hubo de salir
Causó espanto i terror;
Con su potente valor
Marchó, como aquí me fundo,
Yo que en pesares abundo
Te digo con gran sorpresa,
Por su diforme i rareza
No es nacida en este mundo.
Sin que esa dama saliera
De su palacio encantado,
No podia ser juzgado
El Creador de la esfera;
Con intencion altanera
Se presentó, i digo ya,
Como se comprenderá,
Es soberana i altiva,
No está muerta ni está viva
Pero en el mundo está.
Al fin, ántes que existiera
El terror de los cristianos,
Todos vivian ufanos
I a la verdad, quién creyera;
Contéstame a la lijera
Esta simple adivinanza,
Si tu talento no alcanza
Estudia poeta otro poco;
Antes que te vuelvas loco.
Prepara tu diestra lanza.