Mandó el Señor a Jonás,
Con toda su potestad,
A la ciudad de Ninive
A predicar la verdad.
Le dijo: levantaté,
El Hacedor en persona,
Marcha, camina i pregona
Todo lo que te ordené:
Solo a predicar la fé
Desde la Judea irás,
Para que viva con paz.
La jente en el reino entero,
I a enseñar lo verdadero
Mandó el Señor a Jonás.
Tan pronto que lo mandó
El profeta apresurado,
Por cumplir con lo mandado,
Tomó un barco i se embarcó.
Porque desobedeció.
Mi Dios, con divinidad,
Permitió una tempestad
En el mar con su poder,
Para hacerlo fenecer
Con toda su potestad.
Sopló un viento furioso
Estando el dia sereno,
Se ajitó el mar en su seno
Por órden del Poderoso.
El navegar fué forzoso,
Según lo que se describe,
Por la historia se apercibe
El milagro comprobado,
Que Jonás iba mandado
A la ciudad de Ninive.
Toda la tripulación
Viendo el cruel tormento tanto
Clamaba con tierno llanto,
Al Señor de la mansion.
Pedian por compasion
Todo con tanta humildad,
I Dios les tuvo piedad
I habiéndoles ya salvado
Le dijo, yo te he mandado
A predicar la verdad.
Al fin, Jonás, al pensar,
Tan sereno, como digo,
Conociendo su castigo,
Les dijo: échenme al mar
Así se podrán salvar
De este castigo mandado.
Yo solo soi el culpado,
Que he faltado al Verdadero,
I entre las olas espero
Pagar mi enorme pecado.
