Lamentos
DE UN DESGRACIADO SOLITARIO

  ¡Ai de mí! qué haré solito
Me quejo, pero es en vano,
Nadie a mí me da consuelo
En este mundo tirano.

  Cubre el velo tenebroso,
La noche i su negro manto,
Yo tan solo con mi canto
Encuentro paz i hallo gozo.
Busco el lecho del reposo
Con el corazon contrito,
Durmiendo de hito en hito
Paso la noche soñando,
Despierto digo llorando
¡Ai de mí, qué haré solito!

  Yo no quisiera que el dia
Concluyera para mí,
Mi suerte lo quiere así,
Que no tenga compañía.
Solo la Vírjen María
Me vela desde temp[r]ano
Por órden del soberano,
No me deja de amparar;
De hora en hora sin cesar
Me quejo pero es en vano.

  Cuando el dia va aclarando
Todo es placer i contento,
I yo en la cama me siento
I me sigo levantando.
A todas partes mirando
Como buscando el anhelo,
Alzo mis ojos al cielo,
De la parte donde estoi;
Por lo pobre que yo soi
Nadie a mí me da consuelo.

  A mi amada compañera
La muerte me la llevó,
I solo he quedado hoi yo,
Sufriendo por vez primera,
Padezco de tal manera
Sin tener ningún hermano,
Nada fuese estando sano;
Hoi que a la fortuna invoco,
Todo me miran en poco
En este mundo tirano.

  Al fin, será mi destino
De que yo sufra i padezca,
I cuando a mí se me ofrezca,
Le clamaré al Unitrino.
Esto por hoi me convino
Ni aunque me pongan a podo,
Si me miran de mal modo
Las jentes por envidiosa,
Para mí es la misma cosa,
Yo me conformo con todo.

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