La beata
QUE SE LLEVÓ EL DIABLO EN TRU-
JILLO POR HABERSE ENTREGADO
AL AMOR.

  En la ciudad de Trujillo
El Viérnes antepasado,
A una beata Carijo
El diablo se la ha llevado.

  Esta beata era mui santa
I no sabia ella rezar,
Solo aprendió a enamorar
En la Iglesia, la Infanta;
Luego Satán se ataranta
Amarla, con lujo i brillo,
Con un tono mui sencillo
A no dejarla escapar;
La principió a acariciar
En la ciudad de Trujillo.

  Perucho haciéndose beato
I que un huevo no quebraba,
De lo infinito le hablaba
I la hizo firmar el trato;
La pobre pagó el pato
Con aquel nuevo adorado;
Tambien lujoso el malvado
Se le presentó a la bella,
I se hizo amar de ella
El Viérnes antepasado.

  Le preguntó la jamona
Por su nombre, a su amado,
Yo soi Sebastian Delgado
Conózcame mi persona;
Yo seré su regalona
I lo trataré de hijo,
Mi pensamiento está fijo
Solo a usted sabré querer;
I así engañó Lucifer
A una beata Carijo.

  La beata de un sacristán
Estaba apasionada,
Cuando le hizo la atracada
El astuto de Satán;
Estalló como un volcán
El amor, i fué cambiado,
Olvidó al primer templado
La infame, no lo niego;
I a su palacio de fuego
El diablo se la ha llevado.         

  Al fin, tomen escarmiento
Las beatas de mi nacion,
En esta composicion
Que va pareciendo cuento;
Como poeta, el verso invento
Para la nacion chilena;
Cada cual paga su pena
Si Dios las manda al abismo;
Entre todo el pechoñismo
No hai beata que sea buena.

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