En San Cárlo un hombre fiera
A sesinó a una niñita;
A pesar de ser chiquita,
La victimó la pantera.
En este momento mismo
Vuélvase la pluma espada
Para darle una estocada
Al hechor por tal cinismo.
Hablo aquí sin egoismo.
I a la verdad quién creyera!
Los de esa provincia entera
Maldicen al delincuente;
I degolló a la inocente
En San Carlo un hombre fiera.
Año seis meses tenia
La pobrecita infeliz.
Cuando sin ningun desliz
Dió su última agonía.
En aquel horrendo dia
Él con lujuria maldita,
Sobre ella se precipita
Como un hombre de coraje:
Sin temor aquel salvaje
Asesinó a una niñita.
Se la sacó a una viña
Para hacerla fenecer
I su sangre ver correr
Como una ave de rapiña.
Viéndola en esa campiña
Que la tenia solita,
La madre sintió que grita
I corrió sin dilacion,
I él no tuvo compasion
A pesar de ser chiquita.
Tiempo hace que a un hermano
Lo envenenó a sangre fria,
I hoi cometió otra herejía
El antropófago humano.
Se piensa quedar ufano
I su libertad espera.
El Creador de la alta esfera
Le mandará su castigo,
I a la niñita, les digo,
La victimó la pantera.
Por último, es Miguel Peña
El autor de lo que cuento,
Hombre de mui mal intento,
Es, lo digo en esta seña.
Con su ironía halagüeña
La puñaleó, como ven;
I aquí pruebo sin deten
Que aquella alma corrompida
Si le perdonan la vida
Hará de una hasta cien.
DANIEL MENESES
POETA NORTINO, Morandé, 8-A
