Crímen salvaje en Concepcion
EL CARRETERO QUE LE DIERON
LA MUERTE A GARROTAZOS

  A un pobre carretero,
Lectores, en Concepcion
Le dieron la muerte a palos
Sin tenerle compasion.

  A un despacho, pues, llegó
El infeliz campesino;
I el despachero asesino
La leña se la compró;
Despues que se la pagó
Volvió a quitarle el dinero.
Con otro mas compañero
Diré que lo asesinaron,
I en la leña lo enterraron
A un pobre carretero.

  El huasito no pensaba,
Según lo que se orijina,
Que en aquella casa indina
La muerte a él lo aguardaba.
Sin ni un recelo entraba
Hasta el último rincon;
Mui pronto i sin dilacion
Penetró al aposento,
I halló la muerte al momento,
Lectores, en Concepcion.

  Los bueyes se los robaron,
Digo como verdadero,
Que a un honrado abastero
Por plata se los cambiaron;
Al cuadrino lo engañaron
Creyéndose hacer la suerte,
I para dejarlo inerte
Usaron de la violencia;
No hallando en él resistencia
A palos le dieron muerte.

  Cuando se buscó al finado
En ninguna parte se halló;
Una niñita contó
Donde se hallaba enterrado.
Corrió a ver al desgraciado
Casi media poblacion,
Dos fueron a la prision
A pagar lo que no hicieron,
Porque la muerte le dieron
Sin tenerle compasion.

  Por último, el asesino
No ha caido prisionero,
I emprendió el vuelo lijero
Como hace el chonchon costino.
La vida de libertino
Creo tendrá que seguir.
Si no se llega a morir
Aquel bandido altanero,
Al tomarlo prisionero
Mucho tendrá que sufrir.

DANIEL MENESES
POETA NORTINO, Morandé, 8-A

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