Se ven los blancos candores
Luego que el dia amanece;
El rubio Sol aparece.
Fertilizando a las flores.
El blanco cielo azulado
El horizonte movible,
Claro a mi vista visible
Cuyo globo iluminado.
El relámpago apagado
Carece de sus ardores,
La tierra con mil vapores
Se presenta al ser viviente,
Con un brillo trasparente.
Se ven los blancos candores.
El prado verde i hermoso
Se ve en el tiempo otoñal,
Y todo árbol vejetal
Nos da su fruto sabroso:
Con el viento borrascoso
La débil planta se mece.
I el pájaro se adormece
En el nido con primor,
I saluda al Hacedor
Luego que el dia amanece.
En la mas alta colina,
Cuando ya el alba aclariza,
El plantel se fertiliza
Con la brisa matutina
La vertiente cristalina;
La verde faz humedece;
Detenida permanece
Sin delizar su corriente
I hácia el lado del oriente
El rubio Sol aparece.
Sopla lento un airecillo
Por la mañana temprano,
Se introduce soberano
En el fértil bosquecillo.
Canta ufano el pajarillo
En medio de los pastores,
Brindándole sus amores
En cuya elevada altura
Sale un rayo de luz pura
Fertilizando a las flores.
Al fin el jardin lujoso
Se observa por su elegancia,
I le empresta la fragancia
Al hortelano amoroso.
Embriagado con el gozo,
Siempre lo verán cantando
I lo sigue cultivando
Con esmero i con primor.
Se lo pasa el picaflor
De rama en rama saltando.
