El Lúnes un hombre loco,
Furioso en aquella hora,
Mató a la suegra i al suegro,
I de llapa a otra señora.
Señores, en Pelequen
Esta desgracia ocurrió:
Del modo como pasó
Voi a contarla tambien;
Laurencio, como aquí ven,
Mató a tres i encontró poco:
Mui tranquilo i cocoroco
Huyó a esconderse el malvado,
I se hizo el mas desgraciado
El Lúnes un hombre loco.
Se le puso en la cabeza
Que sus suegros por gran suerte
Le iban a dar la muerte
A él con mucha fiereza.
Tomó un puñal en su pieza
Sin tardanza ni demora,
Cual fiera devoradora
Fué a buscarlos i los halló,
I puñaladas les dió
Furioso en aquella hora.
Despues que los vió exhalar
A ellos el último aliento,
El se marchó mui violento
Buscando otro a quien matar.
Donde don Cárlos, al pensar,
Llegó aquel corazon negro.
De lo que hizo no me alegro,
Aunque tan malo ha sido,
Porque fuera del sentido
Mató a la suegra i al suegro.
Adonde Ascension llegó:
Sin que ella le hiciera nada,
De una feroz puñalada
Las tripas fuera le hechó;
Al hijo él lo apuñaleó
Solo por verlo que llora.
Aquella alma traidora
Con sus sacrilegas manos
Victimó a los dos ancianos
I de llapa a otra señora.
Al fin dejó agonizante
A un inocente chiquillo,
Con el cortante cuchillo
En ese mismo instante;
I el loco, aunque delirante,
Conoció su enorme mal,
Botó mui luego el puñal
I arrancó mui aflijido:
Lo hallaron bien escondido
Entre un tupido zarzal.
DANIEL MENESES
POETA NORTINO, ZAÑARTU, 9