Infames calumniadoras,
Con sus repugnantes notas
Quitan créditos i honores
A las almas mas devotas.
Ya sabeis, testimonieras.
Que el hablar falso es un crimen,
I las habladoras jimen
En las profundas hogueras.
Con instintos de panteras
Pasan estas peladoras
Molestando a todas horas
La honradez i la inocencia:
Déjense de esa insolencia,
Infames calumniadoras.
Con palabras vergonzosas,
Malas lenguas del demonio,
Levantan un testimonio
A las personas virtuosas.
Jamas harán tales cosas
Ni aquellas torpes idiotas
De las épocas remotas.
Ruin se deben de llamar
Si vuelven a molestar
Con sus repugnantes notas.
El verso les da a entender
Que la persona ofendida
Es de virtud esclarecida
I de honrado proceder,
Aquí todos han de creer
La verdad i no los errores;
Ya conocerán, señores
Aquellas llenas de furia:
Con la mas grosera injuria
Quitan créditos i honores.
Un incrédulo decia
Con su sonrisa i lisonja:
Si yo les saco una lonja,
Premio talvez me daria.
El jefe de la herejía,
Porque somos tan patriotas,
Pretenden, pues, las gaviotas
Con sus argucias de fraile,
Ir sacando como a baile
A las almas mas devotas.
Al fin, justo es declarar
Que esto no es verosimil,
I solo es mentira vil
Que no se puede aguantar.
¿Quién lo podrá imajinar
Lo que hablan las seductoras?
Con mis manos revisoras
Pronto les contesto aquí:
Lo que ellas dicen de mí
Todo es falso, lectoras.
